¿La patria o la mafia? (Primera Parte)



¿La patria o la mafia? (Primera Parte)

Redacción La Fuente - Periodismo de Investigación27 noviembre, 202326min
Redacción La Fuente - Periodismo de Investigación27 noviembre, 202326min
primera parte 1
Desde que Fernando Villavicencio fue asesinado el 9 de agosto, la alianza que impulsó su candidatura presidencial sufrió múltiples tropiezos. A través de un registro de afiliación falso, la Prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, objetó la candidatura de Christian Zurita y dilató el trámite de su inscripción. Esto derivó en la imposibilidad de usar el Fondo de Promoción Electoral para pautar y transmitir sus spots de campaña en medios de comunicación. También se prohibió su ingreso al set de Ecuador TV para colocar una ofrenda floral y la foto de Villavicencio en el atril que ocuparía durante el debate presidencial.

En esta indefensión, con el corazón del país quebrantado, sorprendía la facilidad de Diana Atamaint, presidenta del CNE, que con total impavidez aseguraba que se vivía una fiesta democrática sin sobresaltos.
Ante el silencio cómplice de los candidatos y la clase política ecuatoriana, Noboa cobra un protagonismo particular en el debate presidencial que junto a la desesperación del electorado lo posiciona como una opción en la segunda vuelta, que antes del asesinato de Villavicencio no exisitía.

Imagen tomada del debate presidencial 2023 (1ra vuelta)

Quienes siguen a Villavicencio propusieron no votar por la candidatura correísta, y se vuelcan a Noboa. El pueblo ecuatoriano había decidido apoyar a la opción que en ese momento de zozobra política y democrática parecía mostrar una alternativa a la perpetuación de las mafias y los grupos de delincuencia organizada en los poderes e instituciones del Estado.

Así, en un cambio impensado de la correlación de fuerzas, el joven Daniel Noboa Azín, llegó a la silla presidencial. Ahora que las elecciones culminaron, la conspiración avanza desde la Asamblea y el Gobierno.

La repetición de las elecciones en el exterior por las fallas presentadas en el sistema del voto telemático perjudicó otro tanto a Construye, que perdió dos de las tres curules alcanzadas por las circunscripciones de Europa, Oceanía y Asia, y Estados Unidos y Canadá.

El reparto de puestos y comisiones entre personajes de dudosa reputación, además del cisma del bloque de Construye – Gente Buena, con influencia del oficialismo, consolidó una mayoría tripartita de opacas prioridades. A tenor de la historia reciente, el fantasma de la impunidad acecha.

La sombra de impunidad en el pacto de gobernabilidad

El flamante Presidente de la República, Daniel Noboa Azín, por auto definición, es un hombre pragmático, “anti-nada”, sin identidad política y cuya única línea roja, según dice, es que “no tiene líneas rojas para dialogar, pero sí en el accionar”.

Esta intrincada y simplona caracterización propició una alianza entre el oficialismo (ADN), la Revolución Ciudadana (RC-5) y el Partido Social Cristiano (PSC) para arrogarse la Presidencia y las dos vicepresidencias, tener el control absoluto del Consejo de Administración Legislativa (CAL) y distribuirse las 15 comisiones permanentes.

El reparto de puestos dejó fuera a Construye 25, la lista que auspició la candidatura presidencial de Fernando Villavicencio.

Semanas antes de la posesión, las bancadas negociaban la conformación de este frente común, bajo términos todavía desconocidos, para que Noboa tuviese un buen margen de maniobra y apruebe sus leyes económicas sin mayores contratiempos.

La exministra de Gobierno y líder del Movimiento Construye, María Paula Romo, manifestó públicamente su predisposición de ayudar al Gobierno, a cambio de nada, siempre y cuando las mafias políticas -en referencia al correísmo- fueran excluidas de cualquier acuerdo. Sin embargo, no existió acercamiento alguno del oficialismo.

Para Roberto Aguilar Andrade, periodista y columnista de Diario Expreso, el acuerdo con el Gobierno no prosperó por la falta de voluntad de diálogo de Noboa.

“Es verdad que el Gobierno nunca les propuso un acercamiento. No es que el coordinador de ADN (Valentina Centeno) se sentó a hablar con el coordinador de Construye (Patricio Carrillo) en una mesa en la que ambos representaban a sus bloques y podían poner delante sus proyectos legislativos y ver en qué estaban de acuerdo y en qué no; sino que conversó con personas en el afán de romper el partido y eso es lo que hizo”, apuntó.

Centeno, de acuerdo con Aguilar, no fue a negociar con bloques, sino a romperlos “a saco” para engrosar su lista de asambleístas. El bloque del oficialismo logró 14 escaños luego de la primera vuelta y la repetición de las elecciones en el exterior, pero ahora cuenta con 25 integrantes y ese incremento es inexplicable.

“Cuando estas cosas pasan en una Asamblea de un país democrático, donde la virtud cívica tiene algún valor, estas alianzas se anuncian y se explican. Pero sabemos ahora que los que eran 14 ahora son 25 y uno no sabe por qué, de qué se habló y no se anuncia ningún acuerdo. Y cuando los acuerdos no se publican, normalmente ocurre que son inconfesables”, explicó.

 

Bajo esa lógica, Noboa privilegió los números y la disgregación de las fuerzas democráticas a los miramientos éticos. Por ello, las primeras sospechas de un pacto entre ADN, RC5 Y PSC empezaron a cobrar fuerza hasta que fueron confirmadas por el expresidente prófugo de la justicia, Rafael Correa, y el Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Kronfle.

Ambos protagonizaron un intercambio de acusaciones en torno a la permanencia de la Fiscal General, Diana Salazar. Kronfle aseguró que en las conversaciones “nadie nos ha planteado y jamás hubiésemos aceptado destituir a la fiscal ni interferir con la justicia”, por lo que Correa lo reprendió con severidad, llamándolo mentiroso.
“Estás mintiendo. Nosotros les planteamos el juicio político a la fiscal y lo vamos a hacer. Las pruebas son demasiado contundentes y ustedes lo saben”, espetó el exmandatario.

Tras el cruce de reclamos entre los políticos, las especulaciones sobre un pacto de impunidad que beneficie a los sentenciados y prófugos por casos de corrupción durante el gobierno de Correa, obligaron a Noboa a interrumpir su agenda internacional en Europa y EE.UU. para referirse a la intención de destituir a la fiscal.
En declaraciones a Infobae, el joven Presidente prometió que no permitiría que ninguna organización política enjuicie a Diana Salazar. “Necesitamos proteger a personas como ella, que trabajan duro contra organizaciones criminales que operan en el país”, apuntó.

Es más, Noboa aseguró que cualquier negociación debía ser “estrictamente legislativa” y no una subasta de prebendas por votos. “No hay pactos ocultos, ni cogobiernos, ni ministerios. Creo que ese es siempre el principio del fin. Una vez que empiezas a operar de esa manera, es el fin”.

Esto, sin embargo, contradice totalmente los polémicos nombramientos acordados el 17 de noviembre en la sesión inaugural de la Asamblea. Por ejemplo, la segunda vicepresidencia del legislativo fue encargada a Eckenner Recalde, asambleísta de ADN (antes ID) acusado de cobrar diezmos a su equipo de trabajo para “hornados solidarios” y al que el correísmo salvó de la destitución con su abstención en la Asamblea disuelta.

Pamela Aguirre, asambleísta del correísmo, fue escogida para presidir la Comisión de Fiscalización -que antes condujo Fernando Villavicencio- en donde se sustanciará, con extrema diligencia, la solicitud de juicio contra la Fiscal General.

Paola Cabezas fue asignada para presidir la Comisión de Garantías Constitucionales, cuyo primer punto en su agenda, según confirmó, es el tratamiento de la amnistía a Ricardo Patiño, el excanciller de la República prófugo y acusado de instigación.

Tres casos que evidencian los contrasentidos en las declaraciones de Noboa. Aguilar considera que esto demuestra que “el lumpen está instalado en la política nacional”. “Este pacto implica otorgar al correísmo el poder suficiente para que lo haga solo. Eso es lo que estamos viendo, eso es lo que ya está ocurriendo en el reparto de las comisiones”, sugiere Aguilar.

El canje de las Comisiones de Fiscalización, Justicia y Garantías Constitucionales a cambio de las de Desarrollo y Régimen Económico garantizarían, en teoría, la aprobación de las leyes económicas urgentes en materia de tributos y empleo que Noboa remita, pero a un altísimo costo político. Este pacto ya fue anticipado por Villavicencio.

Ahora, el correísmo monopoliza los procesos de fiscalización, las reformas al COIP y la extensión de amnistías a su entera discreción; tres herramientas en cuyas manos todo puede suceder.

Construye es marginado

En la sesión inaugural, se conformó una comisión de verificación de inhabilidades y prohibiciones en las que pudieran estar incursos los legisladores.
Por esta razón, el gran ausente fue Patricio Carrillo, exministro del Interior y segundo asambleísta más votado a nivel nacional, quien, según el Ministerio del Trabajo, tiene un impedimento legal para ejercer cargo público.
Sin embargo, tanto el Consejo Nacional Electoral (CNE) como el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), a su turno, determinaron que Carrillo no registraba la suspensión de sus derechos de participación. Por ello, el General en Servicio Pasivo planteó una medida cautelar para posesionarse, pero el Tribunal de Garantías Penales se la negó por improcedente.

La resolución llegó la noche del viernes 17 de noviembre, día en que se celebró la ceremonia de posesión. Su alterna, Nataly Morillo lo reemplazó.
“Por hoy, no me voy a posesionar como asambleísta, pero seguiré luchando para que se respete la voluntad popular. También, voy a seguir de pie en nombre de ese gran luchador que fue Fernando Villavicencio y de un Ecuador que se asquea con los pactos que traicionaron su confianza”, anotó en su cuenta de X (antes Twitter).

Esta no sería la única baja que sufriría Construye. La noche del domingo 12 de noviembre, a cinco días de la posesión, la lista 25 y el movimiento ciudadano Gente Buena, emitieron un comunicado en el que confirmaron la disolución de su alianza. “Se ha resuelto que las dos vertientes actuarán en la Asamblea de forma coordinada, pero con autonomía y vocería independiente”, detalla el pronunciamiento firmado por ambas agrupaciones.

Dos días antes, el legislador electo por Chimborazo, Paúl Aulla, también fue desvinculado de las filas de Construye luego de reunirse con Wilman Terán, Presidente del Consejo de la Judicatura investigado por obstrucción a la justicia junto al vocal Xavier Muñoz. Antes de Aulla, Adriana García, John Polanco y María Fernanda Jiménez también se separaron de la agrupación.

Actualmente, el bloque de Construye cuenta con 19 miembros. Esto tras una reunión con Gente Buena en la que se resolvió romper la alianza que impulsó la candidatura de Fernando Villavicencio porque miembros de la agrupación ciudadana habrían mantenido continuos acercamientos políticos con el oficialismo a efectos de consolidar una alianza.

En tal sentido, Romo precisó cuáles son las implicaciones de esta aproximación al Gobierno y por qué es inadecuada a largo plazo.

“Me parece que darle más poder al correísmo está exactamente en la línea contraria de lo que nosotros queremos. Tampoco creo que los otros asambleístas electos en la lista 25 (los de Gente Buena), en la candidatura que impulsó Fernando Villavicencio, quieran darle más poder al correísmo; simplemente creemos que habrá decisiones que tendrán esa consecuencia”, dijo la líder de Construye en una entrevista con Carlos Vera.

Del lado de Gente Buena, algunos de sus legisladores aducen que Construye incumplió el acuerdo al excluirlos en la conformación de comisiones. Esto, no obstante, no tiene mucho sentido, considerando que todas las comisiones son controladas por la mayoría entre ADN, RC-5 y PSC. Aguilar más bien cree que las deserciones de Gente Buena implican una traición a Villavicencio y sus votantes.

“Más que gente buena son gente nueva. ¿Quiénes son, quienes los conocen? Ahí entró un montón de gente arrastrada por la figura de Villavicencio, pero esa gente no son dueños de sus votos. Claro que es una traición. Mientras no se hagan públicos los acuerdos, (con el Gobierno) cosa que nunca va a ocurrir, nunca sabremos por qué se fueron. Pero desde luego que no es una transacción honesta lo que ocurrió ahí”, expresó.

Una sociedad con miedo

Ciertamente, el asesinato de Fernando Villavicencio inmovilizó a la ciudadanía. El terror se propagó entre periodistas, activistas y ciudadanos. Muchos de ellos, incluso, dudaron de si valía la pena arriesgar sus vidas por hacer lo correcto.
Al menos esta fue la primera reacción que existió. Tiempo después de esta tragedia, emergieron valiosos ensayos de gente interesada en emular su servicio a la sociedad. Sin embargo, estas expresiones de resistencia son todavía prematuras.

Ecuador vive una de sus peores crisis. La decadencia moral es la norma. La Asamblea se convirtió en un baratillo de ofertas donde se rematan votos y se desechan lealtades.

Vocales del Consejo de la Judicatura, imputados por obstrucción a la justicia, organizan un concurso de jueces plagado de opacidades. Consejeros electorales prorrogados desde hace dos años extienden su permanencia con declaratorias que los blindan. Todo esto ocurre a vista y paciencia de una ciudadanía indiferente. Pero para otros, Fernando ha sido fuente de inspiración y echan de menos su labor.

“Yo la verdad sí extraño su voz, extraño sus investigaciones, su endiablada capacidad de estar informado y su generosidad con los periodistas. Yo creo que Villavicencio era un hombre con una misión y esos suelen ser importantes. Es muy difícil de reemplazar”, dijo Roberto Aguilar.

Carlos Figueroa, médico cirujano y amigo de Fernando Villavicencio, recuerda con nostalgia que él siempre soñó con tener un buen Presidente.

“Yo le dije a Fernando ‘se me va a cumplir el último deseo que todavía no lo tenía cumplido, y tú vas a ser un buen Presidente’, pero desgraciadamente, las bandas mafiosas, narcopolíticas de este país asesinaron en confabulación a nuestro compañero, a Don Villa, al Presidente valiente como le decían”, lamentó.

Fernando Villavicencio era una voz en el desierto. El vacío que dejó su partida es enorme, pero un pueblo valiente, dispuesto a luchar por su memoria e inmortalizar su legado, se ha levantado.

El compromiso de Noboa que se diluye

El Presidente Noboa no siempre despreció al anticorreísmo; al menos no lo hacía hasta después ganar las elecciones con sus votos y luego pactar con la Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano. Antes no hablaba de techos ni radicalismos.

imagen tomada de la cuenta de X de Daniel Noboa

Es más, cuando se aprestaba a disputar el balotaje contra Luisa González, el entonces candidato por ADN emitió un comunicado en el que acogió íntegramente el petitorio del Movimiento Construye respecto al asesinato de Fernando Villavicencio y sus proyectos legislativos en materia de seguridad.

“No nos pronunciaremos sobre el candidato Daniel Noboa, mientras no conozcamos claramente su postura y propuestas sobre nuestra agenda legislativa y de gobierno”, demandaba la Lista 25.

Esa misma tarde, Noboa respondió con un tuit en el que aseguraba que “Ecuador no seguirá siendo un país de impunidad” y adjuntó a su respuesta el comunicado en el que pormenorizaba sus compromisos. Sobre la investigación del magnicidio dijo:

“Solicitaremos urgentemente asistencia internacional especializada para encontrar a los verdaderos autores intelectuales y materiales que han apagado la vida de Fernando Villavicencio. ¡Ecuador no seguirá siendo un país de impunidad!”, se lee en la parte pertinente.

Desde esa declaración han pasado más de tres meses y ahora que Noboa ya asumió la Presidencia, predomina la desconfianza entre los seguidores de Villavicencio por sus acciones contradictorias.

“De parte del Gobierno va a haber obstrucción porque es un Gobierno correísta, del Partido Social Cristiano; un Gobierno de las mafias. No hay alternativa para el país, de lo que estamos viendo hasta este momento. Está traicionando a la gente que en segunda vuelta votó por él”, enfatizó Figueroa.

En lo que respecta a los proyectos legislativos para combatir al crimen organizado, fortalecer a la fuerza pública, depurar la función judicial y asistir a los jubilados, Noboa también se comprometió.

Entre sus promesas para el efecto se incluyen la creación de una central de inteligencia que investigue a jueces y fiscales, mantener la edad de jubilación, incrementar las pensiones jubilares a un salario básico unificado (SBU) y dar incentivos a las empresas que contraten mano de obra joven.

“El señor tiene que cumplir. Cogió algunas de las cosas de Fernando Villavicencio, yo diría cínicamente, si es que no lo hace. Dijo que iba a militarizar los puertos, lo que Fernando tenía en su plan. Dijo que iba a modernizar e iba a utilizar tecnología de primera, lo que decía Fernando, para no permitir que a través de las fronteras nos metan la cocaína. Que va a dar las medicinas en el MSP y en el Seguro Social. Que va a hacer unas cárceles flotantes para los delincuentes de alta peligrosidad. Todo eso tiene que cumplir”, explicó.

Además de cumplir estas ofertas de campaña, dice Carlos Figueroa, Noboa no debería pactar con el correísmo.
“Un gobierno enfermo, nace enfermo. El pacto con el Partido Social Cristiano y el correísmo le ha dado una herida bien grave, ojalá que no sea de muerte”, sentenció.

La promesa de Noboa acerca de un Ecuador sin impunidad, sobre todo en el magnicidio de Villavicencio, no puede convertirse en un acto de complacencia electoral. Aunque haya pactado, el Presidente debe honrar su palabra.