Quiero dedicarte esta columna Gladys, estés donde estés. No logro sacarte de mi cabeza... La historia de tu desaparición gira dentro de mí y se apoderó de todo lo que soy capaz de pensar.
Hay preguntas que no dejan de retumbar en la cabeza de una parte importante de los 18 millones de personas que vivimos en este país. ¿Hasta cuando, por omisión - y por más repleta de buenas intenciones que esté - continuaremos sin contar con capacidad de prevención frente a la penetración en el Estado, y sin capacidad de respuesta ante la operación de las estructuras de delincuencia organizada en los territorios?
Cuando nos enfrentamos a grandes retos y constatamos reiteradamente que para hacerles frente ninguno de los caminos recorridos funciona; la frustración seguida de falta de esperanza son las primeras sensaciones que surgen.
Para quienes luchamos durante más de diez años contra el autoritarismo corrupto, y durante 14 para por fin tener un gobierno que no tuviera lazos con las FARC, el Socialismo S. XXI, los narcos, ni ningún tipo de mafia, es imposible comprender ciertas cosas.
Qué Jorge Glas sea un sentenciado por millonarios actos de corrupción en tres juicios penales ya no tiene importancia, de momento nos dicen que está en su casa, en la enorme urbanización privada que levantó con su familia en Guayaquil, cuando fue ministro y vicepresidente y cobró el 1% de los contratos con Odebrecht que sumaron 3 mil millones.
Ignacio Boulin, abogado, LLM Harvard, profesor universitario29 julio, 20205min5170
El periodismo de investigación es fundamental para una sociedad democrática. Cuando se busca callarlo, directa o indirectamente, con palabras bonitas o a través de amenazas secas, la democracia se resiente.
Hoy los correístas contemplan indignados las fotos hackeadas que revelan el lujoso tren de vida que llevaba el actual presidente en la ciudad más cara del mundo. Y se preguntan cínicamente cómo se financió todo eso.
Diez años de “bullying” al periodismo nos dejaron exhaustos, pero de pie. El periodismo ecuatoriano vivió un periodo complejo cuando el anterior Gobierno le dio a los medios y a los periodistas rostro y estatura de enemigos políticos. Durante esta década, desde el poder se entendió a la crítica como odio gratuito, y la información sobre actos de corrupción, como la más grande traición “al proyecto”. Esto como parte de un libreto y una bien estudiada estrategia política que se fortaleció a nivel regional.