“Ahora sí, vengan a asesinarme”



“Ahora sí, vengan a asesinarme”

Redacción La Fuente - Periodismo de Investigación4 enero, 20248min
Redacción La Fuente - Periodismo de Investigación4 enero, 20248min
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"Ahora sí, vengan a asesinarme" es una frase que estremece y pone los pelos de punta a un país entero que ve agonizar a la democracia en manos del crimen organizado. No solo representa la firmeza personal de Diana Salazar, sino que también revela las amenazas significativas que enfrenta.  

Apenas inicia el 2024 y la Corte Nacional de Justicia de Ecuador se convirtió en el escenario de una batalla épica contra la corrupción, donde la fiscal Diana Salazar lideró una audiencia crucial en el caso Metástasis. 

Metástasis, se asemeja a un oscuro caleidoscopio donde jueces, fiscales, policías y empresarios son piezas clave en una maquinaria corrupta. El incremento de los acusados de 31 a 39 personas revela la complejidad y alcance de esta telaraña de corrupción.

Nuevos procesados en el caso Metástasis

Entre los nuevos procesados, Cristian Romero, exabogado de Norero y  Glas es señalado como el planificador de delitos, utilizando su supuesto control sobre la Corte Nacional de Justicia para influir en decisiones judiciales. 

Carlos Zambrano, juez de la Corte Provincial de Manabí, habría orquestado escenarios para impedir procesos en contra de miembros de la organización. 

Daniel Salcedo, aunque ya ha sido sentenciado por el caso de corrupción hospitalaria, fue señalado por la fiscalía como el estratega detrás de la liberación de Leandro Norero mediante el pago de sobornos.

Salcedo, además, se ufanaba de haber liberado a 11 personas previamente, como Adolfo Agusto Briones, procesado en el caso Las Torres, revelando su participación en una operación más amplia de corrupción en entidades como Petroecuador y CNEL. 

Fernando García (Cabo segundo de la Policía Nacional) también se lo ha vinculado y se le acusa de ser el vigilante y coordinador de operativos policiales para proteger los bienes incautados al narcotraficante Norero.

García también habría simulado operativos para resguardar los intereses de la organización criminal y mantener ocultos sus activos.

Víctor Alcívar (fiscal de Santo Domingo): Bajo el alias ‘Pillo buena gente’, es señalado por la Fiscalía como el fiscal que alertaba a Norero durante operativos en Santo Domingo para que sus cómplices se escondieran.

Habría evitado que los brazos armados de Norero fueran puestos a disposición de la Justicia, demostrando su complicidad con la organización criminal.

A Jairo Vargas se le imputa como el responsable de la entrega de sobornos, específicamente al juez Emerson Curipallo, a cambio de la liberación de sicarios vinculados a Norero. La fiscalía lo acusa de ser un engranaje esencial en la red de corrupción, facilitando la impunidad para los criminales.

La vinculación de Fabián Campozano se basa en la relación empresarial con Norero. La Fiscalía sugiere que Campozano estaría involucrado en la planificación de fraudes procesales y en el intento de ocultar bienes dentro y fuera del país para el narcotraficante.

Xavier Jordán fue identificado como el líder de la estructura delictiva. Jordán es acusado de ofrecer recursos económicos y humanos para el plan criminal de Norero. Se le imputa la planificación de fraudes procesales, atentados contra periodistas y políticos, y la instigación para la liberación irregular del exvicepresidente Jorge Glas.

Cada uno de los nuevos vinculados al caso Metástasis desempeña roles específicos dentro de la red de corrupción, contribuyendo al entramado de impunidad tejido por Leandro Norero y su círculo íntimo.

Vinculaciones aterradoras

En la audiencia, la fiscal Salazar, con coraje inquebrantable, expuso las conexiones entre esta trama corrupta y figuras políticas. La supuesta compra de un audio por parte de Jordán, con implicaciones en el entorno del expresidente Guillermo Lasso, destaca la urgencia de examinar la intersección entre la corrupción y el poder político.

Dejó al descubierto un atentado que se cocina en su contra y al evidenciar que las mismas fuerzas que ahora buscan acallar a la fiscal Diana Salazarla tendrían conexión con el asesinato de Fernando Villavicencio añade un nivel de gravedad inquietante a la situación. 

El caso Metástasis ha mostrado la certeza y la profundidad de las investigaciones y denuncias de Villavicencio. Él siempre tuvo razón, y aunque ese es un sentimiento a veces desolador, porque esa misma fue la razón de su asesinato, también se ha convertido en un motor para inspirar a la sociedad ecuatoriana a alzarse contra la corrupción y a respaldar a aquellos, como la fiscal Salazar, que continúan la batalla por la transparencia y la rendición de cuentas.

Un llamado a unir nuestras valentías

Este es un llamado a la unidad nacional en repudio a la corrupción y al crimen organizado que han infiltrado las estructuras fundamentales de la sociedad ecuatoriana.

Es un respaldo inequívoco a la labor de la fiscal Diana Salazar y una exigencia colectiva de rendición de cuentas. Ecuador, ante esta encrucijada, debe resistir a ser rehén de la corrupción y afirmar su compromiso con la transparencia y la justicia, empezando por cada uno de nosotros. La lucha contra la corrupción no solo es responsabilidad de la fiscalía, sino una tarea compartida que define el destino de la nación.