El Ilaló y sus corredores de vida: Quebrada El Tejar



El Ilaló y sus corredores de vida: Quebrada El Tejar

Colaboración de Fernando Ponce24 junio, 202111min12078
Colaboración de Fernando Ponce24 junio, 202111min12078
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El biólogo y activista ambiental Fernando Ponce Villacís, involucrado en la defensa del Valle de Tumbaco, hace un recorrido por las últimas líneas verdes existentes en los valles de Quito y cuenta los efectos del proyecto Botánico, de Uribe Schwarzkopf

El Valle de Cumbayá y Tumbaco tiene como elementos dominantes al Volcán Ilaló (Bosque Protector desde hace más de 30 años) y los ríos Chiche, San Pedro y Machángara. Éstos junto con sus quebradas, según el plan de uso y ocupación del suelo del Municipio de Quito (PUOS) son áreas de protección ecológica (marcadas con líneas celestes en la imagen).

(https://www.arcgis.com/apps/webappviewer/index.html?id=47ccc16154584d458d7e657dba576855 ).

El Ilaló se conecta mediante ríos y quebradas con otra área verde notable (marcada con un círculo rojo en la foto), hacia el norte, en la unión de los ríos Machángara y San Pedro.

La vida silvestre halla, mediante estos corredores de vida (las quebradas y los ríos) nexos con el Parque Metropolitano y sectores densamente poblados como Gualo, Llano Grande, La Bota y Comité del Pueblo.

Son espacios de vida, que quizá, proveen aún ciertos servicios ambientales a los pocos agricultores que aún producen cerca de la autopista Simón Bolívar.

Así, el zorro de páramo o Lycalopex culpaeus parece hallarse en la cuenca del Guayllabamba. En la dieta diversa de L. culpaeus está Rattus rattus, la problemática rata asiática.

Otras especies presentes en las quebradas son raposas y chucuris. Junto con las lechuzas pueden facilitar el control de plagas. El Ilaló podría servir como un refugio para diversa flora y fauna cuando, en alguna erupción, el Cotopaxi arroje sobre el valle un aluvión de lodo y piedras. Igualmente las quebradas pueden facilitar la recuperación del Ilaló cuando es afectado por incendios.

Entre las especies que llevan el nombre de Quito está el Guarango (Mimosa quitensis). Es un habitante de la Quebrada El Tejar. Sirve como cerca viva, forraje, fijador de nitrógeno y bajo su dosel se han encontrado 26 especies adicionales según señalan Jamiz Achipiz-Fajardo y sus colegas.

Polygala quitensis, una especie en peligro de extinción, podría estar escondida en alguna quebrada que se planea rellenar. Es una planta que fue descrita en el siglo 1854 por el ruso Nikolai Turczaninow, quizá durante su estadía en Siberia.

En Cumbayá la Quebrada El Tejar (marcada con flechas verdes) tiene importancia histórica, entre otras razones, por una piscina, que cuentan los moradores, fue  construida hace 100 años. Sobrevive con una vertiente a pesar de agresiones previas.

La quebrada se mantiene como uno de los últimos espacios verdes de la Parroquia y es parte de la red de quebradas quiteñas que año 2012 fueron declaradas patrimonio natural, histórico, cultural y paisajístico.

El Tejar,  junto con la Quebrada de Rojas y otras conectan al Ilaló con un área verde extensa que llega hasta el río Machángara, Barrio Bolaños y Guápulo (óvalo amarillo). Parte de ese espacio verde se pretende dejar en manos de la Policía.

En Cumbayá, Uribe Schwarzkopf pretende rellenar una sección importante de la Quebrada el Tejar y convertirla, supuestamente, en un parque. Este constructor impulsa la desaparición de un área de protección ecológica, parece haber hecho ya algunos rellenos e ignora los derechos de la naturaleza y la  restauración ecológica ordenada por la Constitución.

Su marketing incluye referencias al desarrollo sustentable junto a los nombres de Tatiana Bilbao y Locus Foundation y sugiere en Twitter estar interesado en el uso de especies endémicas. Sin embargo su jardín demostrativo no prueba trabajo real en esa visión ¿Greenwashing?

En Cumbayá la Quebrada El Tejar y la Quebrada de Rojas sobreviven aún al cemento. Según el PUOS son áreas de protección ecológica. Pero el Municipio trabaja en su destrucción. En las imágenes a continuación las líneas de colores señalan la ubicación de las quebradas.

Hacia 1985, la Quebrada El Tejar pudo haber tenido 5 ramales. Hay cierta incertidumbre porque algunas franjas verdes podrían haber sido caminos rodeados de vegetación.

El Ramal 1 por ejemplo es hasta hoy un camino. Pero pudo ser inicialmente una quebrada que luego se usó  como sendero. No se le catalogó, sin embargo, como área de protección ecológica. El Ramal 1 termina hoy bajo la calle de Aquarela y bajo Aquarela.

Se perdió vegetación nativa con valor patrimonial. El Ramal 2 aún existe como área de protección ecológica pero a pesar de ello fue destruido en diversos segmentos. La pérdida más grande es un fragmento de 525 metros. Pero el daño total puede superar los 1200 metros.

En la imagen del PUOS se señala  con un círculo rojo el área en la cual desparecieron 525  metros de quebrada. Otra sección, detrás del Cuerpo de Bomberos, parece haber sobrevivido hasta el año 2018, pero un año más tarde la vegetación había sido erradicada.

Por otra parte, hasta el 2003 (Administración de Moncayo 2000-2009) Rojas se mantenía en buen estado. Era notable por su belleza. Pero en el 2008 ya se usaba para arrojar basura y escombros.

Durante el periodo de Barrera (2009-2014) y con la colaboración del gobierno nacional se produce una agresión masiva (a lo largo de 2300 metros). Se construyó un acceso a la  Fase I de la Ruta Viva que se conecta con Lumbisí.

Esto ocurrió en el contexto de una constitución nueva que reconoció derechos para la naturaleza y que declaró interés público la recuperación de los espacios naturales degradados.

No importó que la Quebrada de Rojas sea área de protección ecológica según el PUOS: En el 2012 se hace un relleno masivo de Rojas y se arrojan escombros en El Tejar.

2013: La destrucción llega a la Ruta Viva.

Durante la administración de Mauricio Rodas (2014-2019) se reforesta la Quebrada de Rojas con especies exóticas. En el 2018 se observa recuperación de vegetación en El Tejar. Pero un año más tarde ocurren agresiones nuevas. Hoy lo que queda en el sector enfrenta la posibilidad de desaparición total.