UNA HISTORIA AÑEJA, LOS PIRATAS DEL GOLFO
En aquella época remota de la historia petrolera ecuatoriana, cuando los gobiernos entregaban concesiones señalando con el dedo índice el límite de sus dominios, hubo un caso que estremeció.
Fue el año 1968, cuando el presidente Otto Arosemena Gómez, a través de su ministro de Industrias, Galo Pico Mantilla, entregó 1 millón y medio de hectáreas en el Golfo de Guayaquil a la compañía ADA, un consorcio pirata de los Estados Unidos, en el cual figuraba como artífice de los negocios, el gringo Shannon Wolfe; mientras en Ecuador, aparecían como titulares de las concesiones, seis “ilustres desconocidos“, de los típicos testaferros.
Posteriormente, en 1973, el gobierno militar de Guillermo Rodríguez Lara, revirtió las concesiones al Estado. El país pudo conocer este monumental despojo a la soberanía nacional, gracias a la pluma del escritor, Jaime Galarza Zavala, con su libro “Piratas en el Golfo“.
ENERGY DEVELOPMENT CO (EDC) CON LA PARTIDOCRACIA Y LA REVOLUCIÓN
Veinte y tres años después, al finalizar el gobierno de Sixto Durán-Ballén, en julio de 1996, volvieron los fantasmas de Wolfe. Nuevamente se concesionó la explotación del gas del Golfo (Campo Amistad) a otra empresa norteamericana, Energy Development Co. (EDC). Esta transnacional además de la perforación offshore, montó una planta de energía eléctrica denominada Machala Power, utilizando el gas del campo Amistad, en la comunidad de Bajo Alto, en la provincia de El Oro.
Durante más de una década a EDC nadie le levantó la voz. Pero, con el advenimiento de la “Revolución Ciudadana“, en febrero de 2007, del puño del mismo Jaime Galarza, salieron las primeras críticas: a través de una solicitud al entonces ministro de Energía y Minas, Alberto Acosta, Galarza pidió el inicio de un proceso de caducidad del contrato, aduciendo la transferencia de derechos al margen de la Ley. (EDC hizo lo que suelen hacer algunas multinacionales: negocios con los recursos naturales en las bolsas de valores, similar a lo rubricado por Occidental con Encana, que le costó la caducidad). Según la petición de Galarza Zavala, “apenas había transcurrido un mes de la firma del contrato, el 31 de julio de 1996, cuando EDC vendió a Samedan Oil el proyecto en USD 775 millones, sin autorización del Ecuador”.
Las irregularidades de EDC no se reducían a la transferencia de participaciones sin autorización. Varios informes técnicos hacían referencia a que la contratista incumplió el plan de inversiones, manejó contabilidad falsa y sobrecargó costos. Con base a esos estudios, la estatal Petroecuador, el 11 de noviembre de 2009, notificó a EDC de los incumplimientos que se habían encontrado en sus operaciones. En diciembre de 2009, el presidente de Petroecuador solicitó al ministro de Recursos Naturales no Renovables (MRNNR), inicie el proceso de caducidad del contrato.
LA REVOLUCIÓN CIUDADANA SALVÓ A EDC DE LA CADUCIDAD
En agosto de 2010, el entonces ministro Wilson Pastor le comunicó al presidente Rafael Correa que, de conformidad con la nueva Ley de Hidrocarburos -aprobada sin debate en julio de 2010– el contrato de participación con EDC debía migrar al modelo de prestación de servicios. En el comunicado al Primer Mandatario, el titular de Recursos Naturales, se olvidó que en su escritorio había un proceso de caducidad contractual, cuyo plazo estaba por vencer.
Debemos recordar que cuando Rafael Correa era ministro de Economía de Alfredo Palacio, levantó la bandera de la caducidad en contra de la multinacional Occidental, pero adoptó otra decisión con EDC, pese a existir una petición de caducidad con idénticas o mayores causales que el caso Oxy.
Para este tema se aplicó una estrategia concertada entre EDC y el titular de hidrocarburos Wilson Pastor: EDC “no aceptó” el cambio de contrato de participación a prestación de servicios, entonces las partes pactaron la jugosa indemnización de USD 80 millones a favor de la transnacional, previo a conseguir un dictamen favorable del Procurador del Estado, Diego García, orientado a suspender la demanda que EDC previamente había presentado en contra de Ecuador en el CIADI. Así se justificó la millonaria indemnización refrendada con un polémico informe también de la firma Gaffney & Cline, que recomendaba el pago a la multinacional.
Faltando pocos días para que venza el plazo establecido en la Ley de Hidrocarburos para migrar los contratos, en noviembre de 2010, el Ministro Pastor Morris, completó el pacto: negó la petición de caducidad del contrato y aprobó el referido acuerdo de finiquito con EDC, a través del cual, Petroecuador pagaba por la salida de la compañía.
Con semejante pacto de fondo, en junio de 2011, las instalaciones de EDC pasaron a manos del Estado ecuatoriano, en medio de una fiesta nacionalista, en la cual el presidente Rafael Correa, no escatimó términos para celebrar la indemnización a la multinacional, y su suigéneris socialismo: “Estamos recuperando lo que es nuestro. Por contratos mal diseñados, pasó muchos años en poder de una empresa extranjera sin aumento de producción“(…) “hemos nacionalizado Machala Power para aumentar la extracción de gas“, dijo el mandatario.
A partir de entonces la operación e inversiones en el campo Amistad y en Machala Power, pasaron a manos de Petroecuador, Petroamazonas y Celec, respectivamente.
Un poco antes, en febrero de 2009, el gobierno de Rafael Correa, a través de Petroecuador, inició la construcción de una planta de licuefacción de gas natural, en Bajo Alto, para abastecer –principalmente- la demanda de energía de las empresas de cerámica, cuyo costo inicial de 50 millones de dólares fue cubierto por el Estado, sumando los costos de reparación de Bajo Alto la cifra se disparó a USD 85 millones. Al año siguiente de inaugura la planta se hundió.
De la producción total de gas natural (50 millones de pies cúbicos al día) 45 millones se debía destinar a Machala Power para generación eléctrica y 5 millones a la planta de licuefacción.
EL SONORO FRACASO DE PDVSA QUE COSTÓ U$D 45 MILLONES
Como se ha comentado, al inicio de la revolución algún cuentero o pirata moderno empezó a rondar en Carondelet. Era alguien muy interesado en negocios, y le cantaba al oído al Presidente, la historia de ríos de petróleo y gas que dormían plácidamente en el subsuelo del Golfo, similar a esa historieta del mendigo sentado sobre un saco de oro.
Entonces, él y su ministro de Petróleos, Galo Chiriboga, rompieron el silencio, anunciando el nuevo boom gasífero: a esa fecha hablaron de 1,3 y 1.7 trillones de pies cúbicos de reservas en el Golfo.La alharaca duro poco, seis meses después, los venezolanos abandonaron el país en medio de ácidos cuestionamientos por su ineficiencia, tras gastarse USD 45 millones en la perforación del pozo Puná 1. No habían encontrado gas ni de coliflor.
Pero, Rafael Correa, no se vio derrotado frente al fracaso de PDVSA, siguió convencido que el Golfo de Guayaquil, era una de las minas del Rey Salomón, entonces emprendió su quimera gasífera en el Golfo. Aquí sí hay gas, incluso para exportar, reiteraba el mandatario mientras ponía en manos de Petroecuador, Petroamazonas y Celec más de mil millones de dólares en una monumental campaña de inversiones, que siete años después quedaría en el registro histórico como un nuevo capítulo de corrupción de los piratas del Golfo.
Lo que no pudieron las transnacionales ahora lo haremos los revolucionarios, dijeron. Entonces, se suscribió un contrato con Petrex, una empresa peruana de servicios petroleros, no domiciliada en Ecuador hasta la fecha misma de la suscripción del contrato de perforación de 6 pozos en el bloque Amistad. Luego vendría una cadena de contratos con Halliburton, Schlumberger, entre otras compañías.
El año 2012, las autoridades petroleras aseguraban que el boom gasífero se evidenciaría el 2015 con un incremento de la producción a 115 millones de pies cúbicos diarios, de los 50 o 60 millones día que se generaban hasta entonces. La realidad resultó fatal. Los reportes de Petroamazonas a noviembre de 2015 señalaban una producción no mayor a 47 millones de pies cúbicos día, y reservas que ni siquiera abastecían a la generadora eléctrica de Bajo Alto.
PETREX Y EL TALADRO MÁS CARO DEL MUNDO
En 2011, las empresas públicas Petroecuador y Petroamazonas, tomaron el control del negocio, contrataron a Petrex y emprendieron millonarias inversiones para la perforación de seis pozos de desarrollo, de los cuales solo tres probaron reservas comerciales.
Petrex, contratada para perforar en el mar, tenía -entre otros- un inconveniente, no contaba con plataformas ni taladros para perforaciones offshore -como carpintero sin serrucho- tuvo que subcontratar ese servicio por el cual Ecuador pagó USD 111.500 diarios, equivalente a USD 40.6 millones al año, trabaje o no trabaje. El taladro Jack Up – Ocean Spur contratado por Petrex llegó desde Egipto, en medio de auténticos malabares.
La inversión total de esta campaña en el bloque Amistad según información oficial superaba los USD 386 millones hasta el primer semestre de 2015, si a esta cifra se suman los USD 80 millones de indemnización a EDC y las nuevas inversiones hasta el 2017, la factura pública en Amistad se acerca a USD 600 millones.
Considerando el monto de las inversiones y el número de pozos productores (3), el costo promedio por pozo, como unidad de negocio, alcanza la enorme cifra de USD 64,3 millones, uno de los más altos del mundo.
Es menester recordar que durante el dominio de ADA, se perforaron cuatro pozos exploratorios; y, posteriormente, EDC perforó siete pozos de desarrollo, cinco de los cuales resultaron comerciales. Parecería que los cuestionados viejos “Piratas del Golfo” resultaron más eficientes.
A las inversiones y gastos públicos en el bloque Amistad hasta el año 2015 se deben incluir los recursos destinados a la instalación de nuevas turbinas en la ex Machala Power, hoy operada por la empresa pública, Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC), cuya cifra bordea los USD 300 millones. A estos costos se suma la construcción y reparación de la planta de licuefacción de Bajo Alto que, -aunque no se disponga de cifras oficiales- bordearía los USD 85 millones, sin contar el lucro cesante.
Incorporando los tres rubros, el país desembolsó durante el correísmo una suma cercana a USD 1000 millones. Ahora, sin gas ni para abastecer sus propias plantas, peor para exportar -como aseguró Correa en los albores de su revolución- el gobierno de Lenín Moreno se apresta a concesionar el proyecto al sector privado.
OPERACIÓN DEL TALADRO UN ENREDO DE SOBRECOSTOS Y CORRUPCIÓN
Como era común en la revolución ciudadana esta contratación no podía estar fuera de la lógica de los contratos directos y veloces. El 23 de noviembre de 2011 el entonces subgerente de exploración y explotación de gas natural Osvaldo Mendoza, solicitó la contratación de un equipo Jack Up, para perforar 6 pozos. Dos días después, 25 de noviembre se invitó a Petrex, una empresa sin registro hasta entonces en Ecuador
En apenas 7 días, 2 de diciembre de 2011, Petrex elaboró la oferta y entregó a Petroecuador. Inmediatamente, la comisión calificó la oferta y recomendó al gerente la firma del contrato. El 12 de diciembre fue adjudicado el contrato por USD 49.5 millones, por un plazo de 18 meses.
El 26 de diciembre de 2011, Francisco Rosero, a la fecha gerente de Gas Natural de Petroecuador y Roberto Amici Taglia, representante de Petrex, firmaron el contrato para prestación de “SERVICIOS TÉCNICOS ESPECIALIZADOS DE PERFORACIÓN DE POZOS DE DESARROLLO Y EXPLORATORIOS OFFSHORE CON EQUIPO JACK UP”. Diez meses después, octubre de 2012, recién llegaba el taladro Jack Up, tras un largo periplo desde Egipto.
De acuerdo con los términos contractuales, Petroamazonas no debía aceptar el referido traladro, pues sus condiciones mecánicas y operativas vulneraban los términos de negociación. Sin embargo, el equipo ya estaba subcontratado por Petrex y “debía” ingresar a Ecuador. Aquí empieza una historia no revelada en ningún registro por las autoridades de control del país: ¿Quién y sobre qué consideración autorizaron la internalización del Jack UP?
UNA PRESUNTA COIMA QUE NADIE INVESTIGA
Este medio conoció una denuncia internacional presentada en contra de las autoridades de la firma peruana Petrex, en la que se revela que se habría sobornado a autoridades de Ecuador para autorizar el ingreso de un taladro viejo. Parte de la denuncia es una presunta transferencia de dinero que habría facilitado el desembarque del cuestionado equipo.
En el texto de la denuncia se señala que Petrex pagó una coima de USD 7 millones a funcionarios de Petroamazonas, a través de Eddy Schwarz en Panamá y lo escondieron haciendo una compra de un equipo HH 300 – Rig 5804, siniestrado en Brasil y que el seguro le pagó a Petrex (Saipem) USD 2.2 millones.
Según la denuncia, Brando Ballerini, gerente General de la empresa Drillmec, ayudaría a obtener ese dinero emitiendo facturas por trabajos que no se realizaban y Petrex Perú emitía órdenes de compra de esos trabajos no realizados.
La compañía Drillmec enviaba los dólares al paraíso fiscal de Islas Gran Caimán y de allí a Panamá, a la cuenta de Eddy Schwarz, quien aparece como titular de una empresa llamada Industrias 4C. Schwarz es un banquero de origen boliviano.
El equipo siniestrado fue enviado a Houston para el pago del seguro, lo ingresaron y Drillmec utilizó partes del equipo en buen estado en reparar otros equipos de Petrex. Baggio, fue la compañía encargada de sacar el taladro de Houston y enviarlo de regreso a Perú.
La acusación establece que compraron en USD 3.3 millones un equipo obsoleto para viabilizar el pago de un soborno, inventando o copiando una cotización y descripción como si fuera un equipo HH300, nuevo.
Roberto Amici que tenía amplios poderes en Ecuador y era el gerente del país, manejó todos los contactos en Petroamazonas para pagar la supuesta coima. Era muy amigo de Moisés Cevallos, se lee en la denuncia.
Este medio intentó contactar sin éxito, por dos ocasiones vía email a los representantes de Petrex.
INDEMNIZACIÓN CON SABOR A ESTAFA
En 2017 la Contraloría emitió dos glosas por la liquidación de los contratos con la multinacional EDC. Las glosas que suman USD 80 millones se dividen en: USD 49 millones por la indemnización del contrato de participación en el bloque Amistad (gas del Golfo) y USD 31 millones por la liquidación del contrato con Machala Power.
Los principales responsables son Jorge Glas Espinel (preso por corrupción), quien a la fecha actuaba como ministro Coordinador de Sectores Estratégicos, Wilson Pastor Morris, extitular del ministerio de Hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli, exviceministro de Hidrocarburos (actualmente en prisión), Esteban Albornoz, entonces ministro de electricidad, actual legislador de Alianza País.
El tema se ha manejado en reserva, sin embargo se conoce que las glosas se encontrarían ratificadas por el organismo de control.
La millonaria indemnización se pactó con base a un informe presentado por la firma extranjera Gaffney & Cline, la misma consultora que elaboró el cuestionado reporte del caso Palo Azul. En el caso de la generadora Machala Power el informe de la Contraloría dice: “El valor cancelado a la empresa Machala Power solamente se respaldó en el estudio efectuado por la consultora Gaffney Cline”.
Este medio tuvo acceso al referido informe y en él se advierte varias inconsistencias técnicas, económicas y legales.
Contraloría además señala que los directores ejecutivos del entonces Conelec no emitieron la normativa, reglamento e instructivo que regule el procedimiento de cesión de los contratos.
A criterio de varios juristas, las observaciones apuntan a que las entonces autoridades de hidrocarburos inobservaron las graves causales de caducidad en marcha a esa fecha y la injustificada decisión de Wilson Pastor de negar la caducidad.
También se exponen cifras de inversiones no amortizadas y costos de activos que en ambos casos no superaban los USD 24 millones, una cifra muy distante de los USD 80 millones pactados y pagados a EDC.
PARÁMETROS ECONÓMICOS DESASTROSOS
Mientras en el teatro se aplaudía el delirante anuncio nacionalista de la salida de EDC y se aplastaba el dispositivo de una millonaria inversión, tras las cortinas las cifras hacían añicos el ensueño gasífero.
El techo de producción de gas llegaría a 95 millones de pies cúbicos día (MMPCPD), por un periodo de siete años para luego empezar la declinación del campo. Del análisis realizado por pozo se podía determinar una aceleración en la declinación e incremento del corte de agua de los mismos, debido principalmente a la apertura de choques de los pozos antiguos.
De la campaña de perforación realizada por Petroecuador y Petroamazonas, apenas dos pozos fueron conectados a la plataforma de Amistad, cuya producción al 2016 era de 10 millones de pies cúbicos día (MMPCPD). El pozo Amistad-10 no ha entrado en producción, por lo que el incremento de producción proviene de los pozos perforados por EDC en un 50%.
Para que el proyecto alcance niveles de eficiencia de la inversión igual a 1, el precio de venta del gas debería ser de 6,9 USD/MMBTU, el cual excede en más de 4 dólares el precio internacional del gas natural.
Partiendo del pronóstico contenido en el plan de desarrollo 2015 elaborado por Petroamazonas, en un escenario optimista, considerando los precios internacionales de venta de 2,8 USD/MMBTU, y las inversiones señaladas, los parámetros económicos fueron desastrosos.
En ningún escenario, considerando los precios internacionales del gas natural, los proyectos de perforación en el bloque Amistad, son rentables. Para obtener condiciones rentables, tanto en la primera fase, así como en la segunda, incluyendo nuevas inversiones, el precio de gas debería ser de 7,0 USD/MMBTU.
En términos reales el proyecto de explotación de gas natural en el bloque Amistad está quebrado, y la generación de energía, así como la utilización del gas para la industria de la cerámica, a través de la planta de licuefacción de Bajo Alto, conforman una cadena de pérdidas económicas para el país.
Como se ha mencionado, la Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC) ha invertido una cifra cercana a los USD 300 millones para instalar 326 megavatios hora (MWH) a gas, y 70 MWH hasta diciembre de 2015, además instalará 100 MWH en ciclo combinado (diesel – gas).
Es decir CELEC necesitará al menos 120 millones de pies cúbicos por día (MMSCF/D), un volumen de gas natural que no existe, ni existirá.
Como ya se señaló, la producción actual de gas en Amistad, según reportes de Petroamazonas, es de 47 millones de pies cúbicos día y máximo subiría a 90 millones. Una luz que de costosa enceguece.
La explotación de gas del golfo, la utilización del mismo para generación eléctrica en la ex Machala Power y la planta de licuefacción, quedarán como tres nuevos elefantes blancos. Los nuevos piratas del Golfo ya hicieron sus negocios, al país le quedan las facturas.
Al final esta historia revolucionaria le ha costado al país USD 1000 millones, un buen tema para una versión moderna de los nuevos piratas del Golfo.