Un viernes 11 de octubre de 1963 nació en un pueblo pequeño llamado Sevilla uno de los hombres más valientes de este país, Fernando Villavicencio Valencia.
Así funciona la vida, de una manera consecuente con el alma, no con la razón. Hay ausencias que hablan más que el susurro de mil palabras, ausencias que nos sacuden, destrozan y hacen sentir; ausencias que dejan huella y no se irán.
Fernando Villavicencio se convirtió indudablemente en los últimos años indudablemente en un incansable luchador ciudadano y político contra la corrupción, en un valiente y admirado periodista de investigación, pero también en un símbolo de las batallas por la defensa la libertad de expresión en el Ecuador.
El 9 de agosto de 2023, Ecuador vivió una transformación irreparable. El bullicio de la campaña presidencial fue silenciado por una tragedia que dejó perplejo al mundo: Fernando Villavicencio Valencia, periodista, activista y candidato presidencial, fue asesinado en un ataque calificado de cobarde por sus enemigos. La democracia, las instituciones y el periodismo se encuentran ahora bajo la sombra de la indiferencia política.
Pocas son las personas que pueden acostumbrarse y entender a un ser humano que fue tan diferente al resto, yo soy una de esas personas y no está abierto a discusión.
Mi cabeza recostada sobre su gran corazón, el mantra de su latido, me tranquiliza, respiro, siento el regalo de la vida, el presente, siento su amplia mano acariciando mi cabeza, desenredando el dolor que habita en mi pensamiento, amablemente me retira los lentes que ya empañados de tanto llorar no me dejan ver.
Mientras caminaba a la ceremonia en el Círculo Militar, en la zona de La Pradera, en el centro norte de Quito, alcancé a mirar el celular de reojo y lo que vi en la cuenta de X de Christian. me dejó helado: «acaban de matar a mi amigo».