
Un segundo después puedo llorar con tranquilidad, todo es claro, puedo ver los ojos de mi padre que en telepatía me asegura que todo va a pasar. Ese momento papi, ese abrazo tan puro, es el recuerdo que aprendí a invocar una y otra vez desde su partida de este plano terrenal, aprendí a hacerlo desde que empecé terapia, le cuento que por fin decidí hacerla, y gracias a este recuerdo en específico es que aunque un par de veces se me pasó por la mente, no he decidido terminar mi vida, sé que probablemente muy pocos podrían entender que yo ya no quisiera vivir en este mundo, pero hay golpes en la vida, yo no sé cómo diría Vallejo, hay golpes tan fuertes que creo usted y Vallejo sí podrían entender, que la vida se oscureció, que la vida ya no parecía vida sin usted papi.
Usted no era tanto de fechas, yo sí, y recuerdo que un 28 de diciembre de 2022 yo estaba llorando y como un milagro usted estaba en el cuarto de abajo de mi casa, yo como una niña corrí al encuentro de su presencia, y como el sol padre que cada día sin duda está a la misma hora emanando su luz como una promesa de vida, así mismo estaba usted, esa promesa la sentí al tener en mi casa a mi padre que con una mirada me hizo saber que todo iba a estar bien, que siempre me protegería y que pasara lo que pasara, siempre podría regresar a ese calor para reponerme.
Pero cómo le explico ahora a esa Tamia que necesita a diario a su padre que él ya no está para las miradas y para los abrazos. Papi es tan duro que en este tiempo yo he tenido que convertirme en mi propio padre y agarrarme una y otra vez de los recuerdos para no dejarme vencer por la tristeza. Todo este tiempo he intentado de todas las formas revivirle, comunicarme, he querido creer en todas y en ninguna de las teorías de la vida después de la muerte, me he dicho tantas cosas para poder soportar su ausencia.
Justamente en los momentos en los que se me agotaban las ganas, algo en mí cambiaba, se encendía un fuego enorme, una valentía para mí antes desconocida y que en medio de tanta oscuridad aparecía un fuego luminoso con tanta fuerza y determinación, un fuego que se levanta como su voz, ese espíritu valiente que como la mejor herencia de usted, ahora vive en mí.
También vivo a diario algo así como lo que algunos dicen llaman ángeles guardianes, algo así es lo que yo siento con usted, creo que el amor trasciende el tiempo y el espacio, que el amor es eso que otros llaman eternidad, lo que conecta el todo, todos los planos, todas las vidas y que el amor que yo tengo por usted lo ha vuelto eterno en mi caminar. Cuando he querido rendirme aparece papi, aparece una canción que escuché con usted, llega un olor, escucho una voz sabia dentro de mí, mi ángel de la guarda, espíritu de fuego, regresan las ganas de hacer que esta vida pueda volver a ser linda.
Pensaba en el título Un año sin Fernando, que es tanto y se siente tan poco al mismo tiempo. También pensaba que es un año sin, pero al mismo tiempo un año con un propósito de vida sumamente claro, un compromiso con la lucha suya papi, que se volvió también la mía y la de millones de ecuatorianos.
Para una ausencia tan inmensa como la que usted dejó, también ha habido una gran compañía de quienes nunca me imaginé, de las personas honestas, de los patriotas, de la gente valiente.
Cuando sentí todo el cariño de quienes le amaban, pude entender de dónde también es que sacaba tanta garra para luchar. Gracias papi por regalarnos esta nueva familia, gracias a los otros es que puedo saber mi verdadera misión y creo que lo que hacemos es por un servicio a la luz, por un servicio a la humanidad que merece dignidad, es un regalo para todos nosotros que estamos de paso en esta Tierra, en esta realidad, en este paradigma, usted decía esta vida es chiquita, disfruta y creo que no hay disfrute propio que no sea colectivo y que mi felicidad es luchar por la libertad para todos los seres en este mundo.
Hablando de disfrutar esta vida chiquita, desde siempre hubo una persona a la cual yo disfruté en la vida, esa persona definitivamente fue usted, una sabiduría yo creo del futuro, me hizo valorar siempre cada instante a su lado y cómo, pues estando presente, desde el amor, desde la comprensión, yo podía ver la ternura en usted y la inocencia que pocos percibían, yo me permití amarle con todos sus aciertos y defectos y siempre seré una hija feliz y orgullosa de lo que es usted en su totalidad, en su infinidad.
Aunque ahora todo tiene una nueva perspectiva, aunque he aprendido a vivir sin sus abrazos, quiero contarle de esos tres primeros meses que fueron irreales, se sintieron como estar en una pesadilla, solo esperaba despertar y que todo fuera mentira, luego por el cuarto mes empezó la asimilación y con ella un dolor que quemaba en lo más profundo, era sentir la herida de la humanidad en el centro del alma y tener que enfrentar ese dolor porque siempre supe que la única forma de superarlo era haciéndome cargo de mi dolor, permitiéndome liberarlo.
Me enfermé mucho papi, creo que sufrir tanto realmente pasa factura, pero de todo se aprende, no? He aprendido a descansar, a pedir ayuda y a rodearme de pocas personas en las que confío y al final no todo es la ausencia, también ha habido una alegría que he decidido llevar como bandera, escogiendo poner una sonrisa en mi rostro, aunque esté triste, hasta que se ha vuelto natural, hasta que mi cuerpo ha entendido que es posible vivir esto con más ligereza, también papi necesito contarle que he tenido una maravillosa familia, grande de corazón y chiquita en número, que me ha dado aliento y ha acompañado este corazón que a veces se ha sentido muy solitario. Usted con certeza sabe quienes son.
Parte de esa familia, para mí es mi terapeuta, apareció esta mujer en este momento tan difícil y cada semana desde ese día ha estado a mi lado, qué importante ha sido para mí poder entender esta danza de emociones que se mueven a través del duelo. Se acuerda que seis meses antes me había preguntado que si necesitaba hacer una terapia me apoyaría, en ese momento no me sentí lo suficientemente valiente para aceptar esa ayuda, nunca me imaginé que empezaría de esta forma.
Tras su partida ya no pude posponer muchas cosas, tuve que responsabilizarme totalmente de mi vida, sé que entonces podríamos decir que no me ha ido tan mal del todo, he aprendido a cuidarme mejor, cada mañana desde ese día usted me dio una razón para levantarme a luchar y ahora he tenido que ser yo ese lugar seguro para estar triste, he aprendido a abrazarme y a acariciarme la cabeza yo misma y paso a paso me he comprometido en construir una realidad donde estoy más feliz y más tranquila.
Creo que nunca me imaginé que crecer sería tan duro, siempre sentí que usted era un superhéroe y que no habría mal que usted no pudiera iluminar, sin embargo, ahora este camino que quiero continuar es un trabajo diario donde lo integro a usted, a este gran hombre, en lo que yo soy, así siempre me siento acompañada y abrazada por usted, porque al final qué somos, sino lo que sembramos en los otros y así nos volvemos eternos.
Así que papito no me queda más que agradecerle al infinito todo lo que me sigue regalando, la voz que de otra forma no hubiera tenido que aprender a levantar, la familia que de otra forma no hubiera conocido, la claridad de en quienes puedo confiar, el más elemental regalo de su existencia, la de mi mami y el amor que se tuvieron, que hace que hoy pueda escribir y decidir ejercer mi derecho a ser feliz.
Gracias por este milagro de la vida, por enseñarme mi fortaleza, por demostrarme con cariño cómo es que una debería consolarse para sentirse contenida, gracias por ser en esta vida el ser humano más excepcional y maravilloso que conocí, gracias en realidad porque después de un año le siento conmigo en cada paso que doy hacia ese mejor mundo que tantas veces soñamos.
Su hija que le ama infinito, en esta y en todas las vidas posibles.
Tamia Libertad.