En lo que va de la revolución ciudadana, han rodado decenas de cabezas en el sector petrolero, otras se han reciclado. Pero hubo una, la del Gerente de Comercio Internacional de Petroecuador, Nilsen Arias Sandoval, que se mantuvo soldada con titanio sobre los hombros del vicepresidente Jorge Glass Espinel, desde el año 2010. Arias fue el brazo ejecutor de los negocios con China y Tailandia, por lo que más de 100 mil millones de dólares pasaron por sus manos. Su nombre consta en varios informes con responsabilidad penal, así como en libros y reportajes marcados por signos de corrupción. Pese a ello, nadie se ha atrevido a ponerle un dedo encima, pues su petropoder forjado en la relación con Glas lo volvió intocable. en junio abandonó el cargo en medio de forcejeos. Aquí la historia: