Sánduches  y muñecos de cartón, el combo completo de pan y circo



Sánduches  y muñecos de cartón, el combo completo de pan y circo

Amanda VIllavicencio26 mayo, 202411min
Amanda VIllavicencio26 mayo, 202411min
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Una multitud congregada en las afueras de la Asamblea, que había llegado en decenas de repletos buses interprovinciales y una avalancha de muñecos de cartón de Daniel Noboa, con traje oscuro y banda presidencial, fueron las imágenes que se quedaron en mi mente y en la retina de los ciudadanos minutos previos a su Informe a la Nación, este 24 de mayo.

En medio de una crisis económica, de seguridad y ambiental, la farsa populista transmitida en pantallas gigantes resulta insultante. Al finalizar el evento, la cantidad de basura generada por los muñecos de cartón destrozados, envolturas de sánduches, botellas de plástico, era increíble. Un espectáculo hueco en un punto estratégico, una pantalla más.

No es más que una costosa propaganda, cuya factura me preguntó quién la va a pagar. Daniel Noboa, ha mostrado una imagen narcisista que trae a mi memoria las prácticas populistas de un expresidente ahora prófugo de la justicia.

La imagen del joven “casi guapo”, con su esposa influencer, los sánduches y muñecos de cartón, fueron el combo completo de pan y circo. 

Foto tomada de redes sociales

Mientras el país sigue sufriendo secuestros y asesinatos diarios, la atención se desvía a la alfombra roja de la Asamblea y a los outfits del presidente y de la primera dama. Zapatos de cientos de dólares se convierten en el centro del debate: lo más destacado por los medios y lo más consumido por las audiencias. La narcopolítica sigue asfixiando al país, pero lo importante, al parecer, es cómo luce el Presidente con sus zapatos de plataforma.

Daniel Noboa, en su primer informe a la Nación, que fue más ruido que nueces, se jactó de supuestos logros. Aseguró que Ecuador había pasado “del caos total a la paz” en cinco meses, gracias a su gobierno, “lo que otros gobiernos no hicieron ni en dos, ni en cuatro, ni en 10 años”.

La intervención del Presidente en la Asamblea Nacional, que duró 28 minutos (incluyendo cuatro videos de apoyo), fue una coreografía bien ensayada. Frente a unos 600 invitados, entre autoridades de todos los poderes del Estado, ministros, diplomáticos, representantes de la Iglesia, gremios, universidades y jóvenes estudiantes, Noboa presentó su informe.

Foto tomada de redes sociales

“El país que tenemos hoy, es muy diferente al que encontramos hace 6 meses”, dijo Noboa. Pero, ¿qué tan diferente es realmente? El marketing del Gobierno, esa “distracción en su máxima expresión”, intenta pintar una realidad alterna.

«Desde que llegamos reducimos las muertes violentas en un 27%». Esta afirmación es inexacta, por decir lo menos. Durante los seis meses de su gobierno, se han registrado 2.841 homicidios intencionales, comparado con los 3.433 ocurridos en el mismo período bajo la administración anterior. Esto representa una reducción del 17.24%, muy lejos del 27% proclamado por Noboa. El uso de datos inflados no solo socava la credibilidad del Presidente, sino que también desvirtúa la gravedad de la situación de seguridad en el país.

Noboa evita hablar de números porque “le llevaría todo el día”, prefiere historias de instagram y videos cursis de tiktok. Para un mandatario, para un estadista, en medio de la crisis que vivimos, esto es inaceptable. Un informe de gestión debe ser transparente y respaldado por datos verificables, no por propaganda. 

Otra de sus afirmaciones fue sobre la supuesta reducción de 1.000 puntos del riesgo país, cuando la realidad es menos espectacular. Según cifras del Banco Central del Ecuador, el riesgo país disminuyó de 1.925 puntos a 1.263 puntos desde que Noboa asumió el poder, lo que representa una reducción de 662 puntos, no 1.000.   

La manipulación de estos números intenta pintar una imagen más favorable de la gestión económica del gobierno, pero la verdad es que la situación sigue siendo delicada y requiere acciones más contundentes y honestas. El contraste de estos datos fue realizado por la cuenta La Lupa Ec.

Mientras los seguidores de Noboa celebran, el país sigue sumergido en la violencia y la corrupción. Noboa habla de romper esquemas y patrones de la política tradicional, pero su espectáculo no es más que una versión milenial del viejo circo romano.

La narrativa de Noboa sobre “desintegrar las bandas delincuenciales” y la “transformación social con empatía” suena bien pero contrasta con la realidad. El país sigue siendo rehén de la narcopolítica, y el pueblo, despistado, celebra los trajes y discursos vacíos de su líder. El verdadero cambio no viene con muñecos de cartón ni con estados de excepción, sino con políticas reales y tangibles que ataquen de raíz los problemas de la nación. Pero también con ciudadanos que se cuestionen estas prácticas.

La indignación se profundiza al saber que entre los invitados de esta teatral rendición de cuentas se encontraba Andersson Boscán, un personaje oscuro sobre quien pesa una investigación de la Fiscalía y que, de acuerdo a los chats de Metástasis, se “ñañeaba” con el narco Norero y expuso en bandeja de plata a Fernando Villavicencio ante las mafias.

Foto tomada de redes sociales

La presencia de Boscán como invitado especial no solo es una afrenta a la decencia, sino que también demuestra la falta de escrúpulos del Gobierno al validar la presencia de alguien tan controvertido y ligado al crimen organizado.

Haber invitado a Boscán es una señal inequívoca de la convivencia entre el poder político y los elementos más oscuros de la sociedad. Este gesto revela la verdadera cara de un Gobierno que, mientras proyecta una imagen de cambio y renovación, sigue operando bajo la sombra de la corrupción, la impunidad y la complicidad con el crimen.

También incomoda el apoyo popular, ciego en nombre del “anticorreísmo”. La visión más bien debería ser una lucha integral en contra de la corrupción, el mal manejo de fondos, el abuso del poder, el tráfico de influencias y todos esos funcionarios que están en el Estado para servirse más que para servir.

A diario recibo comentarios de gente que no está de acuerdo con la crítica a las acciones inapropiadas de Noboa porque, según ellos, es darle gusto al correísmo. Ese pensamiento es el error. Aquí estamos para atacar la corrupción y la impunidad, no defendemos personajes, sino valores. Esto no es un partido de fútbol en el que nos debamos fanáticamente, a una camiseta. Debemos mantenernos siempre críticos y propositivos, y hacernos cargo de nuestras fallas sociales.

Hasta que dejemos de lado la pantalla gigante de propaganda que nos ciega y enfrentemos la realidad con seriedad, seguiremos siendo el país de los despistados, donde un desorientado tiene la banda presidencial. Y mientras tanto, el verdadero debate seguirá siendo desplazado por el circo que montan los dueños del poder.