En ambos casos, valientes líderes que desafiaron a las mafias, perdieron su vida – a manos de sicarios- representando un duro golpe para sus familias y para la democracia de la región.
Los asesinatos de Villavicencio en 2023 y de Galán en 1989, ambos en agosto, subrayan la persistente lucha contra el narcotráfico en América Latina. A pesar del dolor y la tragedia, los hijos de estos visionarios líderes han encontrado formas de honrar y continuar los legados de sus padres, demostrando una notable resiliencia y un compromiso inquebrantable con la justicia social y la transparencia.
Esta conversación potente es parte de Habla Serio, el podcast de La Fuente – Periodismo de Investigación. Puedes disfrutar la entrevista completa en este link.
El aprendizaje de la resiliencia
Tanto Fernando Villavicencio como Luis Carlos Galán fueron periodistas y candidatos a la Presidencia de la República. Ellos abogaban por la extradición de criminales como una herramienta crucial en la lucha contra las mafias. Sus asesinatos no solo truncaron sus vidas y proyectos políticos, sino que también dejaron a sus familias en medio de un profundo dolor. Sin embargo, sus hijos han encontrado maneras de honrar y continuar con los legados de sus padres.
Tamia y Amanda Villavicencio, por ejemplo, han asumido la dirección de La Fuente – Periodismo de Investigación, medio de comunicación que fundó su padre, manteniendo viva su voz y sus ideales. Por su parte, Carlos Fernando Galán ha forjado su propio camino en la política, convirtiéndose en alcalde de Bogotá, donde busca aplicar los principios y valores que su padre defendió con tanto fervor.
La conversación entre estos jóvenes valientes es un testimonio del poder de la resiliencia. Carlos Fernando Galán, quien perdió a su padre cuando tenía apenas 12 añoso, compartió cómo su madre desempeñó un papel crucial en su desarrollo y en mantener vivo el legado de su padre. A pesar del dolor y la ausencia, su madre les inculcó un profundo interés por la política y el compromiso con su país, lo que le permitió a Galán transformarse en un líder político con una visión propia, inspirado pero no eclipsado por el legado de su padre.
Tamia y Amanda Villavicencio también han demostrado una notable resiliencia al continuar la lucha de su padre desde el periodismo, el arte y la educación. Consideran que estos sectores son vitales para promover el cambio y combatir la corrupción. En su conversación con Galán, destacaron la importancia de llevar un mensaje de transparencia y justicia social con una nueva frescura, alejándose de la política partidista tradicional y acercándose más a la gente.
Un mensaje de esperanza y transformación
La narrativa de la resiliencia se complementa con un mensaje de esperanza y transformación. Carlos Fernando Galán habló sobre la necesidad de recuperar el sentido de pertenencia en Bogotá, una ciudad que ha sufrido por la corrupción y la violencia, pero que también ha sido un faro de progreso y esperanza en el pasado. «La ciudad dejó de tener ese sentimiento de pertenencia», lamentó, pero expresó su determinación de devolverle ese espíritu.
Carlos Fernando Galán comentó que están generando una estrategia potente para posicionar a Bogotá, que ya es llamada como “La Nevera” por el clima frío en comparación con otros lugares más tropicales de Colombia, transformándolo en un concepto de que “La nevera es la que tiene la comida para todos, la que da oportunidades para todos”.
Esto redefine la percepción de la ciudad y su importancia en ofrecer una diversidad cultural y económica única, promoviendo eventos como festivales y mejorando la oferta educativa y gastronómica. Esta visión se alinea con la idea de que los cambios más profundos en la sociedad no son solo obras físicas y políticas públicas, sino transformaciones en la mentalidad y la conciencia de las personas.
La insurrección de la conciencia
Las hermanas Villavicencio heredaron un concepto crucial del pensamiento de su padre: la insurrección de la conciencia. Se refiere a la necesidad de cambiar la forma de pensar, aprender a conectar con la gran conciencia, colectiva, social, la que nos deconstruye la esperanza para construir juntos un mundo más justo. Este es el primer paso para cualquier transformación real. «Es la semilla que permitirá que el resto de cosas puedan aflorar,» afirmó Amanda.
Carlos Fernando respondió con una anécdota conmovedora. Recordó la frase en la tumba de su padre: «Quiero que el país me recuerde como el hombre que ayudó a cambiar la manera de pensar.» Para él, los cambios más profundos en la sociedad no son obras físicas, sino transformaciones en la mentalidad y la conciencia. Esta visión la ha trasladado a su trabajo en Bogotá, una ciudad que, a pesar de sus desafíos, ha sido un referente de progreso y esperanza.
Carlos Fernando Galán subrayó la importancia de cerrar las heridas del pasado y enfrentar los retos de frente. «Nuestro país ha cometido unos errores de dejar unas heridas abiertas y mirar para otro lado», enfatizando que Ecuador debe mirar a Colombia no solo como un ejemplo de los errores a evitar, sino también como una fuente de inspiración, subrayando la importancia de abordar la impunidad y la corrupción de frente. Ecuador debe aprender de estos errores para no repetirlos y, en cambio, tomar medidas proactivas para cerrar las heridas del pasado y construir un futuro más justo.
Esto fue un mensaje que quedará como uno de los momentos más trascendentales de la conversación, nos aterriza en la idea clara de que necesitamos hacernos cargo de las heridas del pasado para poder influir en nuestro presente y futuro.
Unir fuerzas por el bien común
Tamia, con un espíritu internacionalista, destacó la necesidad de una unión transnacional para enfrentar el crimen organizado. Las mafias se trasladan libremente en América Latina, exacerbando los problemas de seguridad. «Necesitamos unirnos,» instó Tamia. La solución no está solo en enfrentar los problemas a nivel nacional, sino en trabajar juntos a nivel internacional para promover la justicia y la sanación.
Carlos Fernando coincidió, enfatizando que Colombia, Ecuador y otros países de la región han sufrido rotundamente las consecuencias de este fenómeno del crimen organizado, es por eso que deben exigir cambios en las políticas globales, especialmente en el manejo de las drogas. «Nuestros países están poniendo los muertos,» dijo, y abogó por una revisión de estas políticas para reducir la violencia y el atractivo económico del narcotráfico.
Innovación democrática
Finalmente, Carlos Fernando Galán compartió su visión de una «democracia deliberativa» y la importancia de la participación ciudadana. Propone la creación de asambleas ciudadanas aleatorias, un método que elimina los sesgos tradicionales de la política y permite decisiones más informadas y representativas. Este enfoque, según él, podría reconciliar a los jóvenes con la política y hacerlos sentir parte activa del cambio.
La historia de Colombia, marcada por la violencia pero también por la resistencia y la eventual transformación, ofrece lecciones valiosas. La importancia de la extradición como herramienta de lucha contra las mafias, la necesidad de instituciones fuertes y la importancia de un liderazgo comprometido con la transparencia y la justicia social son aspectos clave que Ecuador debe considerar.
La relación entre las historias de Fernando Villavicencio y Luis Carlos Galán subraya la importancia de la resiliencia y el aprendizaje histórico. Ecuador, al observar el trayecto de Colombia, puede encontrar inspiración y estrategias para enfrentar sus propios desafíos, asegurando que el sacrificio de estos líderes no haya sido en vano y que sus legados sigan vivos en las nuevas generaciones que luchan por un futuro más justo y libre de la narcopolítica.