Un arte ancestral que sigue evolucionando
La técnica del Ikat que significa “atar”, hace referencia a los nudos utilizados para proteger ciertas áreas del hilo antes de teñirlo. es esta particular maestría de realizar nudos con cabuya para realizar los más bellos diseños tinturados en las bellas makanas azuayas, que es una tradición que data de tiempos prehispánicos. Este proceso permite crear diseños increibles que reflejan la riqueza de la cultura andina.
La Casa de la Makana ha logrado mantener esta técnica viva a lo largo de generaciones. Pero no se ha quedado en el pasado: hoy, además de los clásicos paños, makanas o chales, los artesanos producen prendas modernas como abrigos, bufandas, carteras, manteles e incluso zapatos, adaptándose a un público contemporáneo sin perder la esencia artesanal.
El legado de Amadita Vera y su familia
En el corazón de este taller vive la historia de Amadita Vera, una artesana de 97 años que ha dedicado toda su vida al tejido. Desde los 6 años, Amadita recuerda llegar de la escuela para trabajar en el telar, aprendiendo de su madre las técnicas que ahora enseña a sus descendientes.
Hoy, junto a su hija Anita, quien también es abuela, Amadita continúa transmitiendo esta tradición a la séptima generación. Durante nuestra visita, la encontramos trabajando en macramé, una técnica de nudos que da un acabado espectacular a las makanas. Su pasión y dedicación son un testimonio vivo de la riqueza cultural que este lugar representa.
Un proceso artesanal inspirado en la naturaleza
Cada pieza creada en la Casa de la Makana es única y comienza con materiales naturales. Los tintes se obtienen de plantas, cáscaras de frutas y la cochinilla, un insecto que produce un rojo vibrante, como dato curioso recuerden que en los maquillajes también se usan estos bichitos para las tinturas. También del famoso índigo, que es la tintura con la que se procesan los pantalones jeans.
El proceso es minucioso: los hilos se atan con cabuya para proteger ciertas áreas antes de ser teñidos, creando patrones únicos. Luego, los hilos se disponen en telares tradicionales de cintura o pedales, dependiendo del tamaño de la pieza. Este proceso, aunque complejo, es lo que otorga a cada makana su autenticidad y calidad inigualables.
La familia Jiménez – Vera, nos cuenta que las piezas tienen un tiempo de creación normal entre 3 y 4 días por prenda, pero sin contar el tiempo de tintura de la materia prima. Hay piezas que por su complejidad incluso toman meses de trabajo de más de 8 horas al día.
Una experiencia inolvidable para los visitantes
Visitar la Casa de la Makana es más que observar una técnica ancestral; es sumergirse en la cultura viva de Ecuador. Durante el recorrido, los visitantes pueden ver cada etapa del proceso de creación y aprender sobre la historia detrás de los patrones y diseños. El costo de la visita guiada es de apenas un dólar.
Además, la boutique del museo ofrece una variedad de piezas únicas, perfectas para llevar un pedazo de esta tradición a casa. Desde chalinas y bufandas hasta carteras y abrigos, cada compra no solo apoya a los artesanos locales, sino que también contribuye a mantener viva esta tradición.
Un llamado a valorar lo local
En un mundo dominado por la producción en masa, la Casa de la Makana nos recuerda la importancia de consumir productos locales y valorar el trabajo artesanal. Cada makana es una obra de arte que cuenta una historia, y al adquirir una, estás apoyando a una comunidad que ha dedicado generaciones a preservar esta tradición.
No importa si es tu primera vez o tu décima visita, la Casa de la Makana siempre tiene algo nuevo que ofrecer. Déjate sorprender por la riqueza cultural y la creatividad de este lugar mágico. ¡No te lo pierdas!