A lo largo de los 45 minutos de duración, el mini documental nos lleva por un recorrido íntimo y revelador a través de la vida y obra de Villavicencio. El proyecto está enriquecido con dos especiales periodísticos que profundizan en las investigaciones que el periodista llevó a cabo, así como en las circunstancias que rodearon su muerte. Estos reportajes no solo honran su memoria, sino que también iluminan los oscuros tentáculos de la corrupción que Villavicencio se dedicó a desmantelar.
El periodista que no calló
Fernando Villavicencio no fue simplemente un periodista. Se convirtió en un símbolo de la resistencia frente a la corrupción y la impunidad en Ecuador. Su trabajo destapó grandes escándalos que involucraron a altos funcionarios y mostró la profunda conexión entre la política y el crimen organizado en el país.
Con su estilo directo y sin rodeos, Villavicencio no solo denunció actos corruptos; los desentrañó, los expuso al público y mostró cómo estos actos robaban a los ecuatorianos su futuro.
Durante más de 40 años, Fernando Villavicencio construyó una carrera impecable en el periodismo, pero fue en los últimos 15 años que logró ver con mayor claridad el origen de la corrupción y la impunidad: las mafias narco-políticas que extendieron sus tentáculos en los rincones menos pensados de la institucionalidad ecuatoriana.
Al menos tres esferas del poder político, vinculadas con el narcotráfico, fueron tocadas y desnudadas por sus investigaciones y denuncias, generando incomodidad en los sectores más oscuros del poder.
Estas esferas, descritas de manera cruda y pedagógica por Villavicencio, se entrelazan con los casos judiciales Metástasis, Purga y León de Troya-Encuentro, ahora en la Fiscalía.
En todos estos casos se repite un patrón: la toma de las instituciones de justicia, ministerios, y empresas estatales por mafias apoyadas por estructuras partidistas como el correísmo, socialcristianismo y lassismo.
Fernando expuso cómo los carteles del narco, la mafia albanesa y la de los puertos lograron infiltrarse en el poder político, consolidando su control sobre sectores estratégicos y lucrativos del país. Como Villavicencio lo había advertido: “no existe narco sin poder político.”
Esferas de poder y crimen
Villavicencio señaló tres esferas de poder que ilustran cómo el narcotráfico se entrelazó con el sistema político ecuatoriano. La primera fue la revelación de la foto de la «narcopiscina» en mayo de 2022, que evidenció la conexión entre el correísmo, negociados en hospitales y empresas eléctricas. Esta exposición generó una reacción inmediata y planificada por parte de personajes oscuros que intentaron silenciar a Villavicencio, involucrando al narcotraficante Leandro Norero y actores del correísmo.
La segunda esfera fue la de los puertos, cruciales para la salida de drogas desde Ecuador. Villavicencio reveló la operación de empresas offshore vinculadas a poderosos intereses económicos y políticos, lo que provocó la ira de figuras como Jaime Nebot, quien reaccionó con amenazas públicas contra el periodista.
La tercera esfera abarcó las empresas públicas bajo el control de EMCO durante la administración de Guillermo Lasso. Villavicencio investigó actos de corrupción en estas entidades, denunciando la implicación de mafias y grupos económicos que operaban bajo la protección de altos funcionarios, incluidos familiares cercanos del presidente Lasso. Este caso, conocido como «León de Troya», fue archivado, pero dejó en evidencia la magnitud del saqueo institucional.
El precio de la verdad
A lo largo de su carrera, Villavicencio se enfrentó a poderosos enemigos. Durante el gobierno de Rafael Correa, su vida se convirtió en un calvario de persecución política y judicial.
En 2007, cuando reveló un acuerdo perjudicial con Petrobras, comenzó una cadena de eventos que lo llevarían a ser uno de los periodistas más perseguidos del país.
La culminación de esta persecución ocurrió en 2010, cuando Villavicencio y sus colegas fueron injustamente enjuiciados y sentenciados por su labor periodística.
Pero Villavicencio no se dejó intimidar. A pesar de las amenazas y la represión, continuó escribiendo y exponiendo la corrupción desde el anonimato, y luego a través de su propio medio de comunicación, periodismodeinvestigacion.com.
Desde esta plataforma, continuó revelando casos de corrupción que sacudieron al país, como los relacionados con el sector petrolero y la contratación pública, mostrando las profundas raíces de la corrupción que infectaban al gobierno y sus instituciones.
Un legado vivo
Aunque su vida fue truncada prematuramente, Villavicencio dejó un legado que sigue vivo y resonando en la sociedad ecuatoriana. Su decisión de participar en la política, al presentarse como candidato a la Asamblea Nacional en 2021, reflejó su creencia de que la lucha contra la corrupción debía llevarse también desde las instituciones.
A pesar de los desafíos, Villavicencio logró liderar la Comisión de Fiscalización, desde donde impulsó juicios políticos contra figuras corruptas y luchó por la transparencia en la gestión pública.
El mini documental «Un Año Sin Fernando / Una Golondrina que Sí Hace Verano» es un testimonio de la vida de un hombre que se negó a callar, que se negó a aceptar la corrupción y la impunidad como hechos inmutables.
A través de Amanda y Tamia Villavicencio, vemos no solo al periodista valiente, sino también al padre, al hombre que creyó en un Ecuador mejor y que pagó con su vida por defender esa creencia.
Este mini documental es más que un homenaje; es un llamado a la acción. A un año de su asesinato, el trabajo de Fernando Villavicencio sigue siendo un faro de esperanza para aquellos que creen en la justicia y la transparencia.
Su legado continúa vivo, inspirando a nuevas generaciones a seguir luchando por un Ecuador libre de corrupción, donde la verdad y la justicia prevalezcan sobre la impunidad.