LA HISTORIA DE NACHITO, VÍCTIMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL



LA HISTORIA DE NACHITO, VÍCTIMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Redacción Periodismo de Investigación 30 julio, 202018min
Redacción Periodismo de Investigación 30 julio, 202018min
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A Nachito, un niño de 6 años, terminarán de practicarle cirugías plásticas para injertarle piel en sus pantorrillas en el 2036, cuando tenga 23 años y termine su crecimiento. Los injertos evitarán que sus piernas sufran deformaciones porque sus huesos se alargarán pero su piel no podrá hacerlo.

Tampoco volverá a caminar de forma normal ya que sus tendones de Aquiles están dañados.

Tiene un 38 % de discapacidad intelectual, como consecuencia de un daño irreversible en su cerebro, a lo que se suman la disminución auditiva en uno de sus oídos y un estrabismo agresivo en sus ojos.

Nachito está con terapias del lenguaje semanales y rehabilitación para sus piernas. Se estima que deberá completar unas 400 sesiones . Siempre requerirá de una persona que lo acompañe, su madre, pues por sí solo no podrá movilizarse.

Pero Nachito no nació con estos problemas neurológicos y daños funcionales, su desarrollo cognitivo y motriz evolucionaban acorde a su edad: un poco más del año de vida, caminaba y decía sus primeras palabras: ‘mamá’, ‘papá’, ‘teta’… corría, jugaba y reía.

EL PROYECTO DE VIDA QUE SE ROMPIÓ EN EL HCAM

Nachito ha vivido más de cuatro años con incapacidad intelectual y física provocadas. Todo empezó el 27 de noviembre del 2014, en el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM) de Quito. Cuando el niño tenía 1 año y 6 meses, por un cuadro de ausencia testicular, lo ingresaron a esa casa de salud para que le realicen una operación laparoscópica (procedimiento invasivo) programada con meses de anterioridad. La intervención fue diagnosticada, solicitada y practicada por la cirujana pediátrica, Yolanda G.

Durante la operación, la cirujana utilizó material quirúrgico para adultos en un niño de año y seis meses, según relató la madre del niño, Sandra Ojeda, para diario El Telégrafo :

“(…) nunca nos contó que usaría ese instrumental. Tenía que decirnos para llevarlo a otro hospital. ¿Qué clase de profesionales de la salud trabajan de esa forma?”.

Tres horas después de la intervención la doctora dio el alta, cuando el protocolo en este tipo de operaciones determinaría un alta en mínimo 8 horas. Una vez en casa, ubicada al sur de Quito, Nachito vomitaba, tenía dolor abdominal y fiebre.

Sus padres lo trasladaron a urgencias del hospital Padre Carollo, el más cercano a su domicilio, la madrugada del 28 noviembre del 2014.

En esa casa de salud lo compensaron con sueros y le realizaron un eco abdominal (procedimiento no invasivo) y detectaron líquidos, por lo que fue remitido al HCAM, donde le habían realizado la laparoscopía pediátrica.

La familia esperó en el HCAM casi lo que dura una jornada laboral para que atiendan las complicaciones del bebé y lo vuelvan a operar. La segunda intervención quirúrgica duró casi 4 horas y fue practicada por la misma cirujana pediátrica.

Ella descubrió que en la primera operación había perforado el intestino del niño. En la cirugía se corrigió la perforación, pero no la sepsis (infección) causada por la materia fecal que escapó del intestino.

El shock séptico (una descomunal infección interna) llevó a un  fallo multiorgánico y eso incluyó un paro cardiorespiratorio, el mismo que desencadenó una hipoxia cerebral provocando la inevitable muerte de neuronas por falta de oxígeno, por consiguiente, un daño neurológico sin retorno.

Nachito -luego de pasar por todo lo relatado- quedó con una discapacidad intelectual determinada en un 38 %.

Y EN TERAPIA INTENSIVA…

Todavía inconsciente por la anestesia general y con una mortalidad alta del 84.4 %, Nachito pasó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del HCAM, y la mañana del 29 de noviembre, los padres recibieron la noticia de que las piernas del niño estaban quemadas.

Entre la médica de turno, Alexandra V.; la enfermera, Elvia H.; y, la auxiliar de enfermería, Lidia S., habría estado la siguiente decisión y posterior acción: calentar a ‘baño maría’ por más de 10 minutos algunos sueros salinos, llevarlos a la termo cuna y colocar a Nachito sobre ellos, al parecer, con muy poca protección, tanto así que la piel de las coyunturas de sus piernas (tras las rodillas) sufrieron quemaduras de tercer grado, a más del daño irreparable de sus tendones de Aquiles. Y el niño no lloró mientras se quemaba, es cierto, pues el efecto de la anestesia todavía lo tenía en el más profundo de los sueños.

Esto lo habrían hecho para detener una hipotermia (35 grados), en lugar de utilizar una manta eléctrica, pues el hospital contaba con estos implementos. El procedimiento no está registrado en la historia clínica del niño. Nachito permaneció 75 días hospitalizado y pasó por el quirófano 3 veces.

INFORMACIÓN LEVANTADA EN CUATRO AUDIENCIAS JUDICIALES

1.- En la audiencia evaluatoria y preparatoria de juicio por el delito de lesiones con incapacidad de 31 a 90 días -que se instaló el 27 de marzo del 2017-, el juez penal Giovanny Freire Coloma, decidió liberar de responsabilidades (sobreseimiento)  a la cirujana Yolanda G., -quien perforó el intestino de Nachito- bajo el argumento de que no existían elementos suficientes para vincularla en el caso. Y decidió llamar a juicio a la médica Alexandra V.; a la enfermera, Elvia H.; y, a la auxiliar de enfermería, Lidia S., el equipo que atendió a Nachito en terapia intensiva.

2.- Meses después, al final de la audiencia de juicio, el 11 de mayo del 2018, el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha (primera instancia) sentenció con 1 año de privación de libertad a las tres profesionales de terapia intensiva. Ordenó que cada una entregue USD 10.000 como reparación integral a los padres de Nachito, por lesiones de 90 días, causadas por mala práctica profesional. Sin embargo, la incapacidad física e intelectual del niño es irreversible, por lo tanto supera los 90 días. Además, solo en 2014, los padres de Nachito  ocuparon más de USD 15.000 en tratamientos.

Los padres del niño y la fiscal de este caso, Claudia Romero, interpusieron un recurso de apelación ante la Corte Provincial de Justicia de Pichincha (segunda instancia), puesto que la reparación integral no es suficiente para cubrir las casi dos décadas de tratamientos médicos que necesita el niño. A los abogados defensores de las procesadas no les pareció justo que se haya excluido a la cirujana que le practicó la primera operación y también interpusieron el recurso contra el fallo del Tribunal de primera instancia.

3.- La audiencia de apelación a la sentencia sucedió el 31 de octubre del 2018. Entre los sollozos de la madre de Nachito -que se encontraba en el público-, y las fotos de las piernas quemadas del niño –sostenidas por el padre que estaba sentado junto a la Fiscalía, frente a los jueces-, ya avanzada la noche la Sala Penal decidió regresar el caso hasta la evaluación y preparatoria de juicio, momento judicial en el que la cirujana fue sobreseía en el 2017. Es decir que fue incluida nuevamente en el proceso.

4.- Esta segunda audiencia preparatoria de juicio se instaló el 14 de febrero del 2019 y se reinstaló el sábado 16, ante la magistrada Luz Ortiz. Según reportes de prensa, “menos de treinta minutos necesitó una jueza para darle nulidad al proceso de mala práctica profesional en el que estaban vinculadas cuatro personas”  y lo regresó a formulación de cargos.

Según un boletín de prensa publicado por la Fiscalía General del Estado , la fiscal del caso apeló esta decisión judicial, por lo que el caso irá por segunda vez a la Corte Provincial de Pichincha. La fecha y la hora para esta audiencia aún no se han definido.

¿POR QUÉ LA MAGISTRADA DECIDIÓ ANULAR EL CASO?

La dolorosa perplejidad de los padres de Nachito se manifestó en lágrimas de impotencia. La jueza anunció su decisión en una audiencia instalada el día sábado, ante los sujetos procesales  -incluido uno de los abogados de la defensa que estuvo presente a través de video llamada porque se accidentó en Azogues-. Regresó el caso a formulación de cargos porque la diligencia de reconstrucción de los hechos se realizó en un piso del HCAM que no era el de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, por lo tanto, dejó en indefensión a las profesionales de la salud imputadas en este caso.

Ante este argumento, según el boletín de Fiscalía , cuando la fiscal encabezó dicha reconstrucción, la  Unidad  tenía  20  niños  conectados en máquinas y corrían un riesgo mortal.  Entonces llegó a un acuerdo firmado con  los  abogados  de  las  4  personas  procesadas,  para  recrearlo  en  otro  piso del hospital.

La jueza valoró a la perforación intestinal y a las quemaduras de tercer grado provocadas en Nachito como situaciones separadas. Pero son  eventos  conexos que le causaron daños irreversibles al niño, refirió la Fiscalía en la audiencia.

El 6 de mayo de 2019, nuevamente, en la Corte Provincial de Justicia de Pichincha, los jueces de la Sala Penal conocieron un recurso de apelación en este caso: la anulación del proceso hasta la formulación de cargos, hecho por la jueza Luz Ortiz.

Con los insumos legales que tomaron de las exposiciones de las partes procesales (Fiscalía, acusación particular y abogados defensores), la Sala Penal revocó la decisión de la jueza de primera instancia (Luz Ortiz) y le ordenó que vuelva a instalar la audiencia preparatoria de juicio, justo en la parte donde la Fiscalía debía emitir su dictamen.

Según el boletín de prensa de la Fiscalía General del Estado  “Caso de mala práctica médica se retomará en preparatoria de juicio”, los jueces de segunda instancia la jueza Luz Ortiz realizó interpretaciones extensivas para declarar la nulidad del proceso y solicitaron que actúe con celeridad.

Las cuatro presuntas responsables del delito de lesiones fueron llamadas a juicio por la jueza Luz Ortiz. El 26 de junio de 2019, en la reinstalación de la audiencia preparatoria de juicio y al escuchar los argumentos de todas las partes procesales, anunció esta resolución.

Los padres precisan que la justicia se refleje, tanto en un castigo legal para las personas que lo afectaron, como en una reparación integral que les permita costear todas las etapas de rehabilitación y cirugías plásticas de injerto de piel que el niño deberá recibir y así recuperar de alguna manera la normalidad en sus vidas. El temor del padre del niño  es que el caso prescriba, luego de cinco años de peregrinaje, sin haber logrado que la justicia incline su balanza a favor de Nachito.

Publicación original en el portal MilHojas el