Hablándoles desde el corazón de la solidaridad: “mi petróleo es su petróleo“, dijo a los uruguayos el presidente Rafael Correa, en el Puerto José Ignacio el 2 de marzo de 2010, mientras abría las válvulas del “primer“ buque con crudo ecuatoriano que llegaba justo ese día a la refinería “La Teja“. El tardío acto inaugural del revolucionario convenio de canje de petróleo por combustibles, era parte de los eventos de posesión del presidente José Mujica. Tardío, porque en realidad los contratos fueron suscritos 37 días antes, y el primer cargamento no fue el que había llegado a José Ignacio ese día, sino otro, cargado el 24 de enero de 2010, y que tuvo como destino la Costa Oeste de EE.UU.
En medio de aplausos, el Mandatario ecuatoriano no economizó alabanzas al acuerdo bilateral: «Caímos en el gravísimo error de exportar crudo, incluso vendiéndoselo a los intermediarios que luego se lo vendían al Uruguay, seguramente con una comisión, para importar derivados también de intermediarios. Regalábamos nuestros dineros a las transnacionales y a los intermediarios. Hoy empezamos el intercambio directo de ese crudo hacia Uruguay que tiene capacidad de refinación. Ellos nos enviarán derivados, de tal forma que eliminamos esa intermediación», precisó. Así, al menos en el discurso, se pensaba matar dos pájaros de un tiro: por un lado eliminar a las “mafias“ intermediarias que habían amasado fortunas en la “larga noche neoliberal“, y segundo, enriquecer la hermandad entre los pueblos.
En tan emotivo programa, el entonces ministro de Industrias, Energía y Minería de Uruguay, Raúl Sendic, que días después asumiría la Presidencia de Ancap, respaldó de la A a la Z las palabras del Mandatario ecuatoriano, y destacó los propósitos integrasionistas y los anhelos de “independizarse“ de las transnacionales intermediarias, gracias a los gobiernos amigos como el de Correa: «Ecuador nos entrega petróleo, nosotros lo refinamos, con una parte de ese refinado abastecemos las necesidades del mercado interno y la otra parte va hacia Ecuador en pago del petróleo recibido», afirmó. Pero, Sendic sabía que lo que decía estaba lejos de la verdad, pues la refinería La Teja, diseñada para procesar crudos livianos (33 y 34 grados API), no podía refinar los crudos ecuatorianos de 19 y 24 grados API. Además de que, cuando está operativa, ni siquiera cubre la demanda interna. La intermediación era el objetivo reservado.
Funcionarios de Ecuador con Trafigura
Casi cinco años después, el 5 de septiembre del 2014, el propio Sendic dio un giro de 180 grados. Al intentar defenderse de las denuncias presentadas en un reportaje de investigación del semanario Búsqueda, dijo del gobierno de Correa: «el gobierno ecuatoriano, a través de Petroecuador, hizo un acuerdo con Ancap y con Trafigura para la comercialización del crudo ecuatoriano y para la compra de productos que venían del exterior. Ecuador sabía exactamente hacia dónde iba cada uno de los embarques desde sus puertos hacia sus destinos, en Estados Unidos, China y el Caribe». Sí, lo dijo el propio Sendic, “y con Trafigura“, una revelación que fue confirmada y ampliada por Germán Riet, vicepresidente de Ancap, cuando afirmó que «hubo reuniones conjuntas de Petroecuador, Trafigura y Ancap acá, en Montevideo». El funcionario fue explícito en destacar que los ecuatorianos estaban al tanto de la incapacidad operativa de Ancap para proveer derivados: «cualquiera sabe que la refinería de Uruguay tiene 50.000 barriles de capacidad y que los 50.000 barriles se los consume Uruguay. Así que nadie podía engañarse de que Uruguay pudiera refinar para exportar a otros países más que cantidades muy pequeñas», explicó.
Riet agregó que el arreglo de Ancap con Trafigura consistía en que la empresa uruguaya le informaba que Petroecuador requería USD 100 millones en productos refinados, a cambio de una cifra igual que había salido en crudo de Ecuador. Entonces, Trafigura retiraba el crudo, lo vendía donde quería y luego conseguía los refinados por el mundo para satisfacer las necesidades de Petroecuador. Respecto a las ganancias que habría obtenido Trafigura, Riet fue franco «No nos importa. Lo que nos interesaba era hacer trading, intercambio, cambio, comerciar con crudo y con refinados en el mundo, en países con empresas a donde nunca habíamos accedido. Y eso lo hacíamos ayudados por esa empresa comercializadora (Trafigura). Lo que ganó o perdió Trafigura y lo que ganó o perdió Petroecuador es responsabilidad de ellos“, enfatizó Riet. En la misma entrevista el funcionario de Ancap, reveló que por facilitarle el negocio a Trafigura, Ancap cobró el “uno por mil“ del total comercializado por Trafigura, una comisión de «seis o siete millones de dólares».
Las palabras del presidente Correa en el atlántico uruguayo, no hicieron sino interpretar los principios de la normativa Alianzas Estratégicas y la Normativa de Gestión de Petroecuador, aprobada durante su gobierno, la cual dispone que Petroecuador comercializará el petróleo y derivados con empresas de preferencia estatales y consumidores finales (refinerías), que ofrezcan las mejores condiciones económicas y técnicas para el país, eliminando intermediarios. Pero una cosa es la norma y otra los hechos.
El numeral G del referido cuerpo legal, dispone: “La Subgerencia de Comercialización Internacional en la negociación con las Empresas Estatales, a más del diferencial que se establezca, estipulará en el contrato una cláusula por la que el lote de crudo a entregarse debe ser destinado exclusivamente a sus refinerías“. De acuerdo con este literal, los contratos se apartan de dos aspectos centrales: a) no establecieron el diferencial, el cual quedó en manos de un Comité de Negociación durante 11 meses; y, b) se desvió el crudo a la intermediación, como se verificó en un informe de la Contraloría General del Estado de 2013, según el cual apenas el 3% del petróleo tuvo como destino la refinería La Teja de Ancap, mientras que, el 97% restante fue objeto de reventa principalmente en el mercado de Estados Unidos. Las cifras auditadas por la Contraloría del Estado hasta noviembre de 2011, señalan un volumen de 24.6 millones de barriles de crudo y 18.7 millones de barriles de derivados, comercializados por Ancap. Estos montos se incrementarían toda vez que los contratos estuvieron vigentes hasta los primeros meses de 2012.
Trafigura ganó USD 200 millones
“Escandaloso, devastador, desolador, mangana o estafa“, son algunos de los términos utilizados por sectores de la oposición, ex funcionarios de Ancap y por medios periodísticos uruguayos, para calificar la actuación de los expresidentes de Ancap, Raúl Sendic y Germán Riet, al haber permitido la intermediación de la multinacional Trafigura -una compañía acusada de corrupción en varias países del mundo- en un negocio en el cual, según el semanario Búsqueda, la firma privada manejó a su libre albedrío USD 6.400 millones de dólares; obtuvo ganancias por USD 200 millones (140 por crudo y 60 por combustibles); y, la propia Ancap sumó una utilidad de 6 millones de dólares, todo a costa de la supuesta “ingenuidad“ de las autoridades de Petroecuador. Aquí está un punto clave, a decir de varios sectores consultados por PlanV: si Trafigura obtuvo ganancias de USD 200 millones y Ancap de USD 6 millones, eso confirma que Petroecuador facturó sus crudos a precios inferiores a los del mercado, mientras que los combustibles fueron sobrevalorados. Aunque el presidente Correa haya señalado que la intermediación, no generó pérdidas al Ecuador, el país habría perdido una cifra monumental, al haber transferido a una compañía privada extranjera el manejo de 25 millones de barriles de su principal recurso natural, para que esa empresa haga negocios a futuro.
Y aunque esos mismos sectores uruguayos, señalen que el gobierno de Rafael Correa fue engañado por la administración de Ancap, información oficial confirma que los más altos niveles de decisión institucional de los dos gobiernos, estuvieron perfectamente informados y claros, de que la estatal uruguaya jugaba el papel de fronting, para que la compañía Trafigura, señalada el año 2007 por Rafael Correa como “mafiosa vinculada a los socialcristianos“, maneje el petróleo y los combustibles ecuatorianos, sin licitación y a precios descontados. Los que sí resultaron desairados son la inmensa mayoría de uruguayos y ecuatorianos que creían en aquellas expresiones humanistas que anunciaban el fin de la “larga noche neoliberal“.
Intermediación rubricada por la Fuerza Naval
Tanto el Convenio, como los contratos de compra venta de petróleo y combustibles, fueron validados por el alto mando naval al frente de la estatal petrolera ecuatoriana. El 26 de enero del 2010, el presidente de Petroecuador, Calm. Luis Jaramillo Arias, actual Comandante de la Marina, llevó en su portafolio los documentos listos para la firma en Montevideo.
El objeto del Convenio 2010029, en el cual puso su rúbrica, precisa que las dos compañias se obligan a que en los contratos se respetará “la normativa legal aplicable a sus respectivas empresas, en los cuales se especificarán todos los aspectos de carácter técnico, económico y operativo, necesarios para el cumplimiento de los objetivos establecidos en este Convenio”.
Respetar la normativa implicaba subordinarse a lo establecido en la Constitución, la Ley de Hidrocarburos, el Reglamento de Alianzas Estratégicas, en la Normativa de Gestión de Petroecuador, que obliba a garantizar el envío del crudo ecuatoriano a las refinería de Ancap, no a la intermediación. Y aún más, mantener coherencia con el discurso del Primer Mandatario que lleno de júbilo y patriotismo anunció a los cuatro vientos el fin de los intermediarios.
Con habilidad y evidente determinación, se organizó otra cláusula del Convenio, en la cual se puso una especie de ventana de escape: “Petroecuador proveerá de crudo, para ser refinado de preferencia en las refinerías de ANCAP, y los otros hidrocarburos exportables durante la vigencia de este Convenio de Intercambio, en base a un programa anual, con ajustes mensuales de un volumen de hasta 36 mil barriles diarios (36 MBD)”.
Como se puede observar, se introdujeron los términos “de preferencia en las refinerías de ANCAP”, cuando se sabía de antemano que Ancap no contaba con las condiciones necesarias para refinar nuestros crudos, y, consecuentemente, dejaba abierta la puerta para que esta compañía se convirtiera en intermediaria o en fachada de Trafigura, encargada de hacer los negocios de reventa de nuestro petróleo. En este caso la “preferencia“ resultó que el 97% del crudo ecuatoriano fue desviado a un destino distinto, y ni un litro de gasolina provino de la refinería La Teja de Uruguay.
La referida cláusula del Convenio señala que Ecuador proveerá hasta 36000 barriles diarios de crudo, sin embargo en el contrato firmado el mismo día en Montevideo, se estableció la entrega de hasta 100000 barriles diarios, con lo que se violó el Convenio. Incluir un volumen de 100000 barriles día notificaba al más ingenuo que el crudo no estaba destinado a la refinería uruguaya, cuya capacidad máxima, cuando está operativa, es de 50000 barriles día, y de un crudo diferente al ecuatoriano.
Al respecto, la Contraloría abona con conclusiones que dejan sin respuesta a los autores del Acuerdo: «se contrató con Ancap, sin que existan estudios técnicos que demuestren los beneficios para el país de una contratación directa», señala en organismo.
Tanto el Convenio, como los contratos de crudo y derivados suscritos el 26 de enero en Montevideo, misteriosamente contiene además, la fecha con otro tipo de letra, y los números de las resoluciones, así como varias referencias escritas a mano, algo que no se acostumbra en instituciones serias y transparentes.
Cargamentos adjudicados sin contratos
La puesta en vigencia de los contratos con Ancap/Trafigura tenían prisa, tanta prisa que no había tiempo ni para escribir un memorando interno. Según información en poder de PlanV, la máxima autoridad de Comercio Internacional de Petroecuador, dispuso verbalmente que un cargamento de crudo destinado a la estatal chilena Enap, sea entregado a Ancap.
Eso consta en el Memorando 253-PCO-GCI-CIC-2010, de 22 de enero del 2010, suscrito por el Jefe de Operaciones de la Gerencia de Comercio Internacional de Petroecuador, quien comunicó “que en el programa de embarques del mes de enero de 2010, se consideró una ventana de carga enero 27-29 para ENAP (Chile), cargamento que por requerimiento verbal de la Unidad de Comercialización, fue reasignada a la compañía ANCAP con ventana enero 24-26”.
Tres días después, 25 de enero de 2010, Celsa Rojas Jaramillo, de Petroecuador, intentó sacramentar la decisión, señalando que “el cargamento entregado a la compañía ANCAP, se encuentra amparado por la Alianza Estratégica entre Petroecuador y Ancap suscrita el 26 de junio de 2006 y además bajo el convenio de intercambio a ser suscrito entre PETROECUADOR y ANCAP, del cual se derivan los contratos de Crudo y Productos, documentos que los entregaremos al momento que se encuentren oficializados”. Y esto si está por escrito y firmado. La funcionaria reconoce taxativamente la inexistencia del Convenio y los Contratos.
Posteriormente se advirtió que los primeros cinco cargamentos de crudo oriente a favor de Ancap/Trafigura, así como varios cargamentos de combustibles de Ancap/Trafigura a Petroecuador, fueron autorizados el 12 de enero del 2010, a través de memorando 0121-GCI.2010, suscrito por Olimpia Valdivieso, de Petroecuador. Dichos cargamentos operaban desde la ventana del 24 de enero del 2010 en adelante. Es decir, antes de las firma de los contratos. En efecto, 14 días antes de suscribirse el convenio y los contratos de compra venta de crudo y productos, se entregó el petróleo y se autorizó la provisión de derivados.
Trafigura tenía ya tres buques cargados con diesel zarpando a Ecuador, semanas antes de la firma de los contratos. Según los certificados de origen, de 12, 13 y 14 de enero de 2010, salieron de Houston EEUU tres buques con diesel, a nombre de la estatal uruguaya con destino a Ecuador. Eso significa que Trafigura debió haber adquirido el combustible, contratado los barcos y tramitado los envíos, al menos desde inicio del mes de enero.
Fijación de precios con palo de ciego
Tanto los convenios de Alianza Estratégica, cobertura de créditos, venta anticipada o canje de crudo por combustibles, auparon desde 2008, la comercialización del 60, 90 y algunos meses hasta el 100 por ciento de petróleo, gas y derivados. Los premios y diferenciales de estos estratégicos negocios, nunca se los estableció siguiendo procedimientos licitatorios para monitorear la realidad del mercado, sino a través de “acuerdos mutuos“.
Desde inicio de las operaciones de alianza estratégica, los resultados dejan evidentes perjuicios económicos para el país. La subfacturación de nuestro petróleo se determina por la fijación de diferenciales y premios, por ser aplicados fuera de los parámetros de licitación internacional. Los premios adjudicados a Petrochina, Pdvsa y Ancap, fueron inferiores a los establecidos por el mercado, del mismo modo, los diferenciales acordados sobre la mesa de los convenios interestatales difieren, en algunos casos, en dos dólares por barril, y en otros, hasta en ocho dólares, comparados con los diferenciales del mercado; esta realidad ha podido ser visibilizada cuando ocasionalmente el gobierno ha llamado a concursos públicos.
Otro aditamento para estas conclusiones son los precios de crudos similares de la región: Caño Limón, Loreto, Escalante, entre otros.
La normativa de comercialización de Petroecuador obliga a fijar el precio del crudo partiendo del destino del mismo, que en el caso de Ancap, el mayor volumen (84%), fue a EE.UU. Para el establecimiento de las fórmulas el mismo texto dispone que en el caso del continente americano, el promedio se calculará sobre la base de dos cotizaciones inmediatamente anteriores a la fecha del conocimiento de embarque, la correspondiente a la fecha de embarque y dos posteriores (es decir 5 días), del crudo marcador correspondiente (WTI). Sin embargo en los contratos esta responsabilidad quedó en manos del Comité de Intercambio, que definió los diferenciales de esa forma hasta octubre de 2010.
A partir de entonces, se modificó el mecanismo pero se siguió violando la normativa, al haber definido una fórmula de facturación contemplado promedios de Argus de 2 meses atrás (M2). Un hecho que Contraloría observa en su informe de 2013, además subraya el haber tomado únicamente los promedios de Argus, cuando la normativa exige que sean de Argus y Platts. El organismo de control verificó que los promedios de Platts resultaban más convenientes para el país, pero no fueron considerados.
Para establecer los precios de facturación de los crudos del país, se toma de referencia el crudo West Texas Intermediate (WTI) de la costa oeste de EEUU, un petróleo más liviano. Los petróleos de Ecuador, más pesados y con mayores niveles de azufre, son objeto de un castigo (diferencial).
Precio Facturación = WTI +/- DIFERENCIAL + PREMIO
Estructura del diferencial:
• Calidad del crudo
• Costo de refinación
• Flete (tomando como base Balao -N. York) oportunidad de venta
• Gastos administrativos
Por la aplicación de las “milagrosas“ fórmulas de facturación de Petroecuador, el mismo petróleo, en la misma fecha, registra diferentes precios. En el contrato con Pdvsa se estableció un promedio de Platt’s y Argus de los 10 días anteriores al conocimiento de embarque. Mientras que, para Ancap, el diferencial se dejó a libertad del Comité de Intercambio. En la cláusula 5,3 del Contrato se estableció la siguiente fórmula de facturación:
PF = WTI – Descuento
PF = Precio de facturación
WTI = West Texas Intermediate (NYMEX)
Descuento = Según lo acordado oportunamente por las partes
En el tema de los llamados descuentos -el mismo diferencial-, estos eran fijados por representantes de un comité nombrado por las dos empresas. Dicho comité acordó una tan original como extraña fórmula para calcular el diferencial: el promedio de las 10 últimas publicaciones de Argus del segundo mes anterior al mes de carga, es decir M-2, donde M es el mes de embarque. Esto significa vender el petróleo en enero con precios de noviembre del año anterior; es decir, comprar chocolates de navidad con precios de octubre.
Esta novedosa y premonitoria fórmula fue aplicada desde marzo del 2011, en el momento preciso en el que los precios del crudo ecuatoriano se dispararon al alza. Antes, entre enero y octubre de 2010, los precios del crudo fueron establecidos bajo exclusiva discrisionalidad de los miembros de los Comités de Intercambio. Con palo de ciego. Cuando sabían que los precios del crudo estaban al alza, el Comité autorizaba la entrega de hasta cinco cargamentos.
Las autoridades y los traders sabían que el precio iba al alza, que los diferenciales se transformaban de negativos a positivos, entonces decidieron aplicar los precios de dos meses atrás. Por ejemplo: si el diferencial de enero de 2011 era – 1, y en febrero + 4, la fórmula para facturación de marzo quedó así: WTI – 1, cuando debió ser WTI + 4, solo tomando como referencia los promedios de Argus y Plats del mes inmediato anterior (M-1), el país hubiese recibido mejor precio por su crudo. Es pertinente recalcar que el país habría recibido más recursos si se convocaba a concurso público o si los resultados de las ventas spot se aplicaban a todos los contratos a largo plazo.
Se toma como ejemplo a un reporte de Plats de febrero del año 2011, donde se presentan diferencias sustanciales en los castigos aplicados a crudos similares de la región con respecto de los ecuatorianos: el crudo Loreto de Perú se facturó a 88,35 U$/BL, mientras un crudo similar, el Napo, se cotizó en 85,35 US/BL, una diferencia de 3 dólares por barril.
Aún más crítica fue la situación del crudo Oriente, facturado ese mes a 88,90 U$/BL, mientras petróleos parecidos, como el Escalante y Santa Bárbara, se vendieron a 96,55 U$/BL, y 101,50 U$/BL, respectivamente, con diferencias negativas de 7,65 U$/BL en el primer caso y -12,60 en el segundo. Los precios de los crudos ecuatorianos como se desprende del reporte de Platt’s, son los más bajos de la región. A Ancap se le aplicó una fórmula para el crudo Oriente de WTI – 6,46 en febrero y WTI – 5,13 en marzo de 2011, cuando para esa fecha los diferenciales de crudos similares eran todos positivos.
En junio de 2011, el diferencial aplicado a través de concurso a la compañía Repsol fue de WTI + 4,01 con destino a la Pampilla-Perú, pero el mismo mes se entregó sin licitación a las estatales PDVSA, Ancap y Petrochina, con diferenciales de 1,70; 1,85 y 2,01, en su mayoría con destino a EE.UU.
La discrecionalidad en el manejo de los precios y diferenciales se aprecia inclusive entre las empresas estatales. En septiembre de 2011, según los reportes oficiales de Petroecuador, PDVSA registró un diferencial de +13,30 dólares sobre el WTI, y Petrochina + 10, 26, sin embargo, a Ancap, se le reconoció un diferencial de + 5,58 dólares por barril, una diferencia de casi 5 dólares con Petrochina y de 8 con PDVSA.
Las denuncias que lograron la suspensión del convenio con Ancap, provocaron la convocatoria a un concurso público, realizado en diciembre de 2011. El gobierno decidió sacar a licitación varios cargamentos del crudo oriente que manejaba la estatal uruguaya; la oferta ganadora fue la de Repsol, con WTI + 4,30 U$/BL.
Lo lógico era que este diferencial debió ser aplicado a todos los contratos a partir de enero de 2012; sin embargo, lo obvio no fue tomado en cuenta, los diferenciales para ese mes fueron: Petrochina WTI + 0,24 U$/BL, PDVSA WTI + 0,65 U$/BL, y Ancap WTI + 0,58 U$/BL. El precio de facturación del crudo Oriente vendido a Repsol, a través de concurso, fue de 103, 15 U$/BL, mientras que los sin concurso: Ancap, 99,52 U$/BL, Petrochina 99,70 U$/BL, 101,40 y 101,94.
Han pasado cuatro años de suscritos los contratos entre Ancap y Petroecuador, varias denuncias se apilaron en los organismos de control sin resultados visibles. Titulares de prensa, acusaciones del gobierno a los denunciantes, judicialización en algunos casos, son el denominador común.
En medio de este panorama, una conclusión del informe de Contraloría señala que: los auditores se quejan de que no se pudo llegar a conclusiones respecto a los resultados económicos del intercambio de crudo por derivados, porque Ancap no ha entregado hasta la fecha de cierre del examen especial (2013) las facturas. Apenas se cuenta con 3 actas del Comité de Intercambio, y unos cuantos correos electrónicos, dice el organismo. Como corolario se destaca un reporte de Petroecuador de marzo de 2012, según el cual, hasta esa fecha, meses después de suspendido el Convenio, la estatal uruguaya aún tenía un saldo pendiente con Ecuador de 120 millones de dólares.
Lo de “macana o estafa“ queda como una deuda de la justicia. Lo único real, vivientemente real, son los principios enarbolados por el Gobierno. La Normativa de Petroecuador, un texto de casi 200 páginas, aprobado en marzo de 2010, tiene como introducción, un texto del jurista y político brasilero, Rui Barbosa, que dice: “De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia, de tanto ver agigantarse los poderes en manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra y a tener vergüenza de ser honesto”.