El año 2020 no pudo empezar de peor manera en el hospital del IESS de Babahoyo. Jeremías Calero Andaluz era la alegría de su hogar, un niño vivaz, robusto, alegre e inquieto, características propias de quien apenas tenía ocho años y sin ningún problema serio de salud, hasta que llegó el fatídico día en que fue internado en el hospital del Seguro Social, por una complicación en sus amígdalas.