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Comprar un automóvil en Ecuador puede costarle a una familia prácticamente el doble de lo que cuesta cuando llega al puerto o incluso más. El gran problema son los 23 impuestos que aplica el Estado a los vehículos; entre ellos están los onerosos aranceles que pueden llegar hasta el 40% e impuestos como Fodinfa, IVA, ICE y más. Conociendo el problema, ¿es posible poner remedio y abaratar los costos en el país?
Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, explica este tipo de impuestos castigan al consumidor y dificultan el acceso a la movilidad. Explica que un vehículo que en el puerto (precio CIF) cuesta $ 13.200, puede llegar a costar $ 31.990 incluidos impuestos y costos de comercialización.
Esta estructura de precios afecta directamente al bolsillo de los ciudadanos, quienes en medio de problemas económicos apuntan a adquirir un carro para trabajo o para mejorar su movilidad. En una encuesta realizada por Imasen a 1.500 personas, se revela que un 41% de los entrevistados consideraron, entre los motivos más importantes para no adquirir un auto, está el precio.
Imasen realizó el mencionado estudio con corte a agosto 2025. Participaron 736 hombres y 764 mujeres, de edades entre 16 y 70 años en las tres regiones del país (Costa, Sierra, Amazonía), lo que incluye provincias como Guayas, Manabí, Pichincha, Azuay.
Adicionalmente, la encuesta revela que el 28,2% no adquiere un vehículo por la falta de crédito o lo caro que resulta adquirir uno.
De manera general se sabe que un arancel elevado encarece los vehículos y genera una barrera de acceso a los consumidores. Adicionalmente, en Ecuador no hay reglas iguales para todos los autos de acuerdo a su origen. En los casos en los que se ha firmado Acuerdos Comerciales, como por ejemplo con la Unión Europea, los aranceles ya han bajado a 0%.
Pero en casos como Corea, Japón, India, Tailandia y otros, el arancel que deben pagar los ecuatorianos está en 40%. Para el caso de China, empezó a bajar y actualmente se encuentra en 34,7%. Este arancel continuará bajando con base a una tabla acordada.
Un caso especial es el de EEUU, que actualmente se encuentra con un 10% de aranceles. Corea también registrará un alivio en los próximos años de la mano del Acuerdo Comercial. Entre tanto el presidente Daniel Noboa anunció que Ecuador y Japón iniciarán una negociación para alcanzar un Tratado de Libre Comercio (TLC). Esto podría también abaratar los costos pero a más largo plazo.
Esto también lo tienen claro los consumidores, quienes -siempre según la última encuesta realizada por Imasen- al preguntarles sobre las razones para los altos precios, claramente responden que es por el tema de los impuestos y aranceles. Los aranceles altos generan varios problemas. En cambio, los bajos pueden ser considerados una oportunidad.
¿Se puede hacer algo?
Acosta Burneo considera que en estos momentos hay una oportunidad. Dentro de la ofensiva arancelaria del presidente de EEUU, Donald Trump, Ecuador bajó de manera temporal (hasta el 31 de diciembre del 2025) los aranceles de autos estadounidenses del 40% al 10%.
En el mismo ejemplo del carro que cuesta $ 31.990, luego de impuestos, aranceles y costos de comercialización; el precio podría bajar a $ 24.210 si se aplicara el 10% de aranceles. Para Acosta Burneo, si se hiciera este cambio en todos los casos habría una oportunidad para mejorar la capacidad adquisitiva de las personas.
Sin embargo, la idea se encuentra con ciertos obstáculos. El primero es que el Estado recibiría menos impuestos, y podría haber un desfinanciamiento presupuestario. Sin embargo, Acosta sostiene que los aranceles se habían aplicado con base al subsidio de los combustibles. Al haberse reducido o eliminado, entonces no hay ese problema.
¿Y la industria nacional?
Hoy por hoy, los aranceles, que en teoría sirven entre otras cosas para regular el mercado y permitir el desarrollo de la industria nacional, no están cumpliendo el objetivo. Más bien, la industria nacional, que es básicamente el ensamblaje, lamentablemente no crece, o está muy venida a menos.
Sobre el tema, David Molina, de la Cámara de la Industria Automotriz, considera que una desgravación unilateral desconocería la política de negociación comercial que busca obtener concesiones a cambio de acceso a mercados para los productos ecuatorianos. Asegura que alterar las reglas sin negociación bilateral:
- Erosiona la seguridad jurídica para inversionistas y productores.
- Debilita la posición negociadora del país frente a nuevos acuerdos, en especial con Japón y otros socios estratégicos.
- Implica renunciar a recursos fiscales sin contrapartida.
Considera que la mejor manera de bajar los aranceles y los costos es a través de los acuerdos comerciales y no de manera unilateral.
De otro lado, explicó que los ensambladores de vehículos en Ecuador pagan todos estos impuestos, con excepción del arancel de importación para CKD, que es 0% siempre que el vehículo incorpore al menos 19% de partes ecuatorianas”. Para Molina, este requisito fomenta el empleo y la cadena de valor local.
Reducir aranceles de manera generalizada podría debilitar estos encadenamientos y afectar la producción nacional, dice. Además considera que el análisis para tomar decisiones debe incluir el caso de los autos híbridos. Al momento existe una exoneración de híbridos y mild hybrids en la competencia interna. Este segmento, en su mayoría importados, crece de manera importante. También aseguró que el 70% y el 80% corresponden a “mild hybrids”, que de acuerdo con la Organización Mundial de Aduanas deberían clasificarse como vehículos convencionales a combustión.
La industria del ensamblaje y el segmento de importación de vehículos no llega a un acuerdo, mientras el consumidor aguarda por más opciones. El debate está abierto.